
Convocamos a ex jugadores de River Plate en actividad, preferentemente con pasado en nuestras divisiones inferiores y con la firme intención de colaborar en el peor momento de la historia del club.
Desde ayer venimos escuchando sobre una convocatoria de acreedores que pareciera, y por lo que dicen los dirigentes oficialistas, se trata de un rumor malintencionado para dañar aún más la imagen de River Plate. Pero si River hubiese lanzado una convocatoria similar a la del primer párrafo, ¿qué hubiese sucedido? tengo la sensación que la respuesta hubiese sido nula o casi.
Hasta ahora el único jugador que se mostró dispuesto a sentarse a dialogar fue Andrés D´Alessandro. No sabemos sus pretensiones y si River está capacitado para afrontarlas pero por lo menos declarar que siempre tendrá la intención de volver y que siempre existe una puerta abierta es una actitud que reconforta.
No es lo mismo lo que sucede con otros jugadores que podrían evaluar un retorno que hasta en algunos casos también serviría para relanzar sus carreras. Nadie en su sano juicio le exigiría eso a Mascherano, Higuaìn o Demichelis pero jugadores como Juan Pablo Carrizo, Fernando Cavenaghi, Javier Saviola, Hernàn Crespo o Pablo Aimar al ser consultados por el momento de River dan alguna respuesta de rigor que suene bien pero demuestran que no tienen el más mínimo interés por volver, ni en este momento y tal vez ni en el futuro.
Cada caso es distinto. Crespo muy cerca del final de su carera decidió establecerse en Italia y cumplir su sueño de retirarse en el Parma (?). Cavenaghi con pocos minutos de juego y con una relación conflictiva con el técnico del Girondins de Burdeos se peleó con Passarella y la cosa parece tan grave que no está dispuesto ni a sentarse a tomar un café para limar asperezas ni aún con el incentivo de ponerse nuevamente nuestra camiseta. Juan Pablo Carrizo nunca se consolidó en el arco de la Lazio o del Zaragoza, tan malo es su rendimiento en Europa que en solo 2 años pasó de ser titular en la selección a ni ser alternativa para ocupar el tercer cupo reservado para el arco de la selección. Tal vez un retorno al club donde se afianzó y tuvo momentos brillantes le serviría para relanzar su carrera pero no parece sentirse atraído por esto. Pablo Aimar con una exitosa carrera europea últimamente demuestra su magia en cuentagotas debido a sus crónicos inconvenientes físicos. Fuera de la cancha Aimar no es el prototipo del futbolista común, no se conoce nada sobre su vida privada, da pocas notas, no vende humo o sea toda una incógnita. Por último Javier Saviola, a mi gusto un crack desperdiciado. Pasando por un buen momento por el Benfica de Portugal pero lejos de la gloria deportiva que podría haber conseguido en su carrera y que River Plate podría acercarle.
Cada jugador maneja su carrera como quiere y siente de acuerdo a sus objetivos deportivos y económicos. Por eso sí vuelven o no, siendo en este momento u otro no tan oportuno, siempre les estaré agradecido por dar lo mejor mientras vistieron nuestra camiseta. Pero hay algo que diferencia a un ídolo de un gran jugador y eso es su actitud y disposición para enfrentar las paradas difíciles.
Por: Enrique
Desde ayer venimos escuchando sobre una convocatoria de acreedores que pareciera, y por lo que dicen los dirigentes oficialistas, se trata de un rumor malintencionado para dañar aún más la imagen de River Plate. Pero si River hubiese lanzado una convocatoria similar a la del primer párrafo, ¿qué hubiese sucedido? tengo la sensación que la respuesta hubiese sido nula o casi.
Hasta ahora el único jugador que se mostró dispuesto a sentarse a dialogar fue Andrés D´Alessandro. No sabemos sus pretensiones y si River está capacitado para afrontarlas pero por lo menos declarar que siempre tendrá la intención de volver y que siempre existe una puerta abierta es una actitud que reconforta.
No es lo mismo lo que sucede con otros jugadores que podrían evaluar un retorno que hasta en algunos casos también serviría para relanzar sus carreras. Nadie en su sano juicio le exigiría eso a Mascherano, Higuaìn o Demichelis pero jugadores como Juan Pablo Carrizo, Fernando Cavenaghi, Javier Saviola, Hernàn Crespo o Pablo Aimar al ser consultados por el momento de River dan alguna respuesta de rigor que suene bien pero demuestran que no tienen el más mínimo interés por volver, ni en este momento y tal vez ni en el futuro.
Cada caso es distinto. Crespo muy cerca del final de su carera decidió establecerse en Italia y cumplir su sueño de retirarse en el Parma (?). Cavenaghi con pocos minutos de juego y con una relación conflictiva con el técnico del Girondins de Burdeos se peleó con Passarella y la cosa parece tan grave que no está dispuesto ni a sentarse a tomar un café para limar asperezas ni aún con el incentivo de ponerse nuevamente nuestra camiseta. Juan Pablo Carrizo nunca se consolidó en el arco de la Lazio o del Zaragoza, tan malo es su rendimiento en Europa que en solo 2 años pasó de ser titular en la selección a ni ser alternativa para ocupar el tercer cupo reservado para el arco de la selección. Tal vez un retorno al club donde se afianzó y tuvo momentos brillantes le serviría para relanzar su carrera pero no parece sentirse atraído por esto. Pablo Aimar con una exitosa carrera europea últimamente demuestra su magia en cuentagotas debido a sus crónicos inconvenientes físicos. Fuera de la cancha Aimar no es el prototipo del futbolista común, no se conoce nada sobre su vida privada, da pocas notas, no vende humo o sea toda una incógnita. Por último Javier Saviola, a mi gusto un crack desperdiciado. Pasando por un buen momento por el Benfica de Portugal pero lejos de la gloria deportiva que podría haber conseguido en su carrera y que River Plate podría acercarle.
Cada jugador maneja su carrera como quiere y siente de acuerdo a sus objetivos deportivos y económicos. Por eso sí vuelven o no, siendo en este momento u otro no tan oportuno, siempre les estaré agradecido por dar lo mejor mientras vistieron nuestra camiseta. Pero hay algo que diferencia a un ídolo de un gran jugador y eso es su actitud y disposición para enfrentar las paradas difíciles.
Por: Enrique