La gente camino a la cancha. Se abrió 2 horas aunque se había informado que abrirían 3 horas antes. Igual fue una buena organización
Hay ciertas cosas que son difíciles de entender si no se viven. Cómo se le explica a un hincha de River Plate que aún está sufriendo la afrenta del descenso y que sufre cada partido como una nueva ofensa a la historia del club, que cada semana hay una nueva demostración de amor hacia nuestro club? Cómo se entiende que cada semana hay una nueva fiesta en las rutas y en las ciudades donde se presenta River Plate? Cómo se entiende tal devoción mientras otros no pueden ni siquiera ver el partido por TV?
Hasta el espectáculo está armado como una fiesta familiar
Este fin de semana le tocó a San Juan vivir la fiesta de ver a River Plate y por más que cueste entenderlo, no hay otra forma de denominar a lo que se vivió en esa provincia. La historia comienza semanas antes del partido, los hinchas lo viven como un hecho único e irrepetible, no solo por la presencia del equipo sino por la cantidad de gente que permiten que siga al millonario. Es una movilización sin precedentes, el domingo llegaron 30 micros hasta la puerta del nuevo y orgulloso estadio del bicentenario (la mejor cancha del país?), se calculaban unas 3000 personas desde Buenos Aires, otras tantas desde Mendoza, coches y combis identificadas desde La Rioja, Córdoba, Tucumán y de cada rincón de San Juan. La filial millonaria en la provincia se organizó para recibir una parte itinerante del museo inaugurado hace algo más de 2 años y también tuvo mesas para fichar nuevos socios. Las calles de la ciudad se vistieron tanto de verde y blanco como de rojo y blanco, la gente esperaba el partido como el gran acontecimiento del año y nadie duda de que así fue.

La fila se hizo larga por el horario de apertura pero al ser veloz no hubo inconvenientes
A diferencia de lo vivido en otros sitios, en San Juan nada empañó la fiesta. La policía fue atenta y controló sin necesidad de ser agresiva, los hinchas se mezclaban en la ruta y todos se identificaban con sus colores, muy pocos fueron los casos de hinchas que provocaran la reacción policial (me enteré de un caso en que quisieron robarle una camiseta a un hincha que pasó justo frente a la barra puyutana y fue impedido por el accionar policial). La policía no provocó pero tampoco se dejó llevar por delante, fue amable y el público actuó con serenidad (es obvio que hubo una orden de arriba para que todo fuera rápido y sin provocaciones). La cola fue muy larga y ni siquiera la llegada de los micros porteños con nuestra habitual intranquilidad y viveza criolla de colarnos impidió que todo se viviera con normalidad. No hubo 10 puestos de control, cacheo y barandas separadoras (no llegó el curro); bastó que la policía mirara a cada uno y al finalizar la cola todos fuimos palpados por personal policial. Nadie eludió el exhaustivo cacheo/palpado y así llegamos hasta el molinete sin haber mostrado la entrada pero sin haber entrado más gente de la permitida.

El peregrinar a la cancha con un hermoso escenario. Una noche inmejorable.
En la ciudad se veía horas antes del partido deambular a la gente en busca de entradas, a todos los porteños se nos acercaban amablemente sanjuaninos queriendo saber "algo" de River Plate o si nos sobraba alguna entrada. Las escenas de felicidad de algún privilegiado que consiguió milagrosamente una entrada eran increíbles, mostraban su entrada a sus amigos y subían rápidamente al auto para prepararse e ir a la cancha, 2 horas antes del inicio ya había un largo millar de personas haciendo la cola esperando el partido.
Lo increíble es que estas escenas no son un privilegio de San Juan, también se vivieron en Córdoba (provincia mucho más acostumbrada a ver a River Plate), en Corrientes y hasta en Isidro Casanova. La presencia de River Plate en Isidro Casanova fue sorprendente, se había largado el rumor que habría una emboscada y entonces se decidió que salieran todos los micros y colectivos desde el Monumental y que se fuera en caravana hasta la cancha. De alguna forma todos se enteraron y así se explica la llegada de más de 50 colectivos y la presencia de la gente (centenares de personas en distintos tramos) en la ruta 3 esperando el paso de los micros y de esta forma acoplarse al paso festivo de la gente.
El robo de siempre está en la organización. Precios irreales aprovechándose del sentimiento
Claro que todo tiene su mancha. La mancha está en la dirigencia que busca el negocio a costa del sentimiento popular. En San Juan el precio de la popular (?) fue de $80, la platea (sin asientos, la única diferencia con la popular fue que estaba sobre un lateral y que una línea negra marcaba el lugar para sentarse) costaba $200, la platea lateral baja con asientos $300 y la alta $350 (bastante raleada). Con más de
40 mil personas (con precios más razonables, sin pulmón absurdo y con la cantidad de populares reales, la recaudación no hubiera sido tan diferente y hubiera estado repleta), la cancha se vio hermosa pero no tuvo la cantidad de gente hubiera podido tener.
Platea de $200. La famosa "popular cómoda", sin asiento pero con precios exorbitante
Sin dudas viajar por el país con este River Plate es toda una experiencia (necesaria?). Viajar en un micro desde Buenos Aires es otra experiencia (lamentable?) pero válida a la hora de entender el fenómeno que despierta la pasión por River Plate. No hay nada igual. Viajar en condiciones no siempre agradables kilómetros y horas con una única esperanza, la de ver a River Plate y la de volver a primera.
Es una locura, 25 horas de viaje y otras 7 de espera para estar 3 o 4 horas en una cancha. Una locura con la única explicación llamada River Plate.
Por Charro.