Un momento glorioso para este gran grupo. Un orgullo.
Primero hay que saber sufrir, después amar y al fin disfrutar sin pensamientos. Un resumen de los últimos años, un resumen de la vida millonaria. La mayoría de las veces no nos alcanza con ser el mejor, también hay que marcar la diferencia, hay que marcar un camino. Nosotros cada tanto nos apartamos de ese camino y luego lo sufrimos por años. Este River Plate terminó de retornar al camino futbolístico; Almeyda nos devolvió la pasión, Ramón la mentalidad ganadora, Gallardo el gusto por el buen juego y entre todos, recrearon la mística y la personalidad ganadora. Para los hinchas que vivimos tantos días de gloria y el último período oscuro, este título arma un cicatriz sobre ese dolor y nos devuelve la felicidad que nos habían robado, sentimos que
River Plate vuelve a ser River Plate al menos desde lo deportivo por más que aún falta mucho trabajo para volver a ser quienes éramos.

El festejo en el micro especial. Una vuelta olímpica con pantalla incluída y los jugadores como centro del agradecimiento
Llegar a este título no fue fácil. Primero se jugó ante un Godoy Cruz con ofensivo, luego un duro Libertad que no supo cerrar su partido de local y sufrió el fortalecimiento de River Plate, se siguió con un durísimo ELP al que se le ganó ambos partidos (a un costo altísimo desde lo físico y lo mental), otro escalón durísimo fue el de Rosita (no porque hayan sido buenos rivales sino por todo lo que había alrededor, una enorme venta de humo periodística y la exigencia absoluta del hincha) y se terminó con un muy buen equipo para la final (con un buen empate en Colombia y un duro 2 a 0 de local). Una copa invicta (8 victorias y 2 empates de visitante) y la autoridad en cada partido (el partido increíble en Paraguay, el gol al último minuto en Mendoza, los partidos dados vuelta ante ELP, la personalidad para no ser llevados por delante de visitante en semifinal y final y para ganarlos de local).
Se corona un largo trabajo, empieza el festejo...
Atlético Nacional es un equipo que sabe mucho con la pelota y al que no se le puede dar libertad porque tienen capacidad para hacer lo que quieren con el balón. Laterales eléctricos, mediocampistas y defensores que salen jugando y con toques rápidos, un equipo al que hay que robarle el balón. River Plate jugó muy bien pero además fue inteligente. Lo presionó, le jugó rápido, raspó, fue duro y no lo dejó sentirse cómodo. Por momentos lograron imponer su juego (especialmente al final del primer tiempo) pero también sufrieron mucho en su arco (el arquero fue la figura) y luego de los goles no lograron romper el cerco defensivo millonario.
El Monumental antes de salir el equipo
La virtud de este River Plate fue la adaptación a las necesidades, la inteligencia al plantearse los partidos y la entrega de cada jugador a ese planteo. Había que ser duro para no dejar que el rival juegue tranquilo, Ponzio jugó un enorme partido impidiendo que el 10 jugara a placer, Vangioni y FM6 se tiraron a los pies de quienes querían ganar por velocidad mientras Mercado intentaba ganar con el cuerpo y Pezzella se convertía en la rueda de auxilio (al margen de sacar de cabeza todo lo que aparecía. Desde lo defensivo se hizo todo lo que se podía pero eso no impidió que
Barovero volviera a ser figuar con un par de intervenciones estupendas (la que sacó con un pie a puro reflejo quedará en la memoria de todos los hinchas que estábamos en la Centenario y en ese sector de la San Martin), en este año se mostró mucho más vulnerable y humano pero tuvo atajadas salvadoras y ganadoras de partido en muchísimas ocasiones.

El festejo fue en todo el país llenando todos los lugares. Un desahogo para el hincha, una verdadera alegría
Desde el primer partido del año en la bostanera, este plantel dio un salto de calidad gigantesco, empezaron a creer en ellos mismos y semana a semana multiplicaron sus seguridades y fueron adquiriendo tanta personalidad que hoy hay varios que podrían ser líderes en cualquier equipo.
Pezzella se convirtió en el jugador líder que prometía en inferiores, FM6 dejó de ser el jugador casi colgado y que apenas jugaba por las cagadas que se mandaba y la salida sucia que le daba al equipo para convertirse en la primera salida del equipo, Mercado dejó de ser el defensor bonachón que podía subir cada tanto a tirar un centro para ser un marcador duro que acompaña al mediocampista para llegar a la línea de fondo rival, Vangioni cada vez mejora en la marca y ya no deja grandes huecos cuando sube. Ni hablar de los primeros partidos de Maidana en este semestre, fue quien mostró el camino (especialmente a Pezzella) y fue el primero en mostrar el liderazgo a partir de la seguridad del juego. El crecimiento de esta defensa (con muchos pibes, porque no hay que olvidar a Balanta y Mammana que tienen esa misma capacidad de liderazgo y seguridad) cubre la famosa falta (fundamental en los torneos internacionales) de gente que habla con el árbitro y que no permite que los lleven por delante. En estos partidos fundamentales (semifinal y final), Ponzio volvió a mostrar sus virtudes (mucha personalidad y entrega para cortar el juego rival y sacar del partido al rival más peligroso) y logró minimizar sus defectos. Sanchez volvió con la cabeza gacha pero se ganó al hincha rapidamente, Rojas agregó a su juego (animándose a hacer lo que necesitaba Gallardo) de rueda de auxilio la picardía y capacidad de desborde o de juntarse para generar juego. Ante la ida de Carbonero, Lanzini y Ledesma, pocos creían que este equipo pudiera hacer algo similar a lo logrado en el semestre pasado, sin embargo, la aparición de Sanchez, Pisculichi y Kranevitter permitieron que se subiera el nivel del conjunto porque el resto de los jugadores también crecieron.
Pisculichi volvió a aparecer en la difícil (2 grandes centros. Pezzella comentó que se juntaron él, Mercado y Pisculichi en el entretiempo para hablar de un punto ciego en los centros al área; arreglaron que FM6 fuera hacia ese punto para cortinar la subida de Pezzella o Mercado. Salió a la perfección), Rojas y Sanchez fueron la salida y el tapón por los laterales, Mora entregó todo lo que tenía (molesto y rápido entre los defensores rivales) y
Teo volvió a generar peligro (no pudo convertir en ninguna de las chances creadas pero volvió a ser el generador de espacios y errores rivales). Un gran equipo (sin mucho recambio) que fue creciendo hasta convertirse en un equipo lujoso a veces, un equipo cerrado en otras, un equipo de muchísima personalidad como para dar vuelta resultados o jugar en lugares muy jodidos, un equipo inteligente y compacto que puso lo que era necesario en cada partido.

El comienzo del delirio. Gol de Mercado y empieza el festejo
La pegada de Pisculichi es el milagro del semestre (12 asistencias) pero además cada jugador dio un plus para convertirse en los grandes merecedores de este título. Es un plantel maduro, fortalecido ante la adversidad (la salida del entrenador, la salida de sus figuras, la exigencia de los hinchas...), unido e inteligente. ¿Qué más podemos pedir?
Jugadores y cuerpo técnico; gracias por esta alegría!!!!
Por Charro.