En la casa del ciego, el tuerto es rey

¡Gracias por el fútbol!

El jueves unos pocos fuimos testigos de una noche para el recuerdo. Para recordar lo que nunca más debe pasar en el club. Para seguir pidiendo juicio y castigo y no quede una herida abierta que se siga infectando día a día.

Otra noche triste, (y van…) que pocos quisimos ver.

Una noche cada vez más dolorosa cuando veíamos cómo un equipo sin categoría (me refiero a River) con suplentes vencía sin apretar ningún acelerador, con facilidad y docilidad pasmosa a otro equipo necesitado de puntos, sin ninguna categoría, pero clasificado para los octavos de final de la copa libertadores de América y soñando con algún milagro. En medio de este dolor que paradójicamente iba aumentando con cada gol, también me sirvió para ver que en la casa del delincuente e incapaz absoluto, los inútiles hacen fila…

Con una cabeza incapaz y corrupta dominando la casa, los demás miembros le siguen el juego y se creen importantes. Este mal nacido presidente se juntó de inútiles para tener libertad de acción. En los peores casos fueron testigos presenciales que autorizaron el saqueo, en otros, inútiles aprendiendo el oficio.

La noche del jueves sirvió para tener un par de casos paradigmáticos.

1- Se cerraron todos los accesos y se disminuyó al máximo la capacidad del estadio, era lógico pensando que la gente no querría ver algo tan patético. Quienes llegaron por Udaondo porque nadie informó sobre esto, debieron volver sobre sus pasos hasta Libertador e ingresar por Quinteros (estamos hablando de más de 10 cuadras). La puerta de Figueroa Alcorta está a 200 metros. ¿Por qué no pasar por allí y no dar la ridícula vuelta? Cerrados todos los accesos por vallado policial. ¿Partido de alto riesgo? No. Ese era el ingreso del visitante.
Nadie tiene la inteligencia para no provocar el enojo de la gente. Nadie entendió que ayer corría mucho más riesgo Aguilar e Israel que un peruano con la camiseta de San Martín de Porres (por cierto solo fueron unos 50 peruanos y nadie tuvo esa camiseta).

2- Ingreso a la platea Sívori. La gente quería ir a ese lugar porque era el único en el que habría un poco de color y calor. Sólo había 2 molinetes con 10 policías ante el fuerte temor de gritos anti Aguilar. El personaje del molinete les decía a la gente, “uds tienen entradas para la San Martín, por acá no entran”. Que poco tacto. Esta persona logró enfurecer a las 100 personas que estaban en la puerta. Día sin público, se paga una entrada y un inútil impidiendo el paso de la gente y provocando un interminable amontonamiento que duró hasta más allá de iniciado el partido. La gente exasperada por una persona que cumple con su función pero no tiene la capacidad de pensar en lo más conveniente para el momento.

3- Se vieron pasar en fila india unos 20 cabezas de tortuga. Bajaron por la Sívori baja en busca de algún lugar peligroso y no lo encontraron, todas la puertas estaban cerradas y pronto serían foco de algún insulto. No tardaron ni 1 minuto para optar por salir de la tribuna.

4- La barra brava se paró junto al alambrado para impedir que la gente puteara a Ahumada y Rosales, únicos receptores de la bronca. Nadie dudó que insultar a los dirigentes sería imposible.

Es una época muy lastimosa en la historia de River. Ojalá en diciembre podamos decir NUNCA MAS.

Por: Charro