Mucho amor pero cuando hay mucha plata y familia de por medio...
Hace rato, varios años, que las relaciones entre clubes y jugadores han cambiado. Haber tenido dirigencias tan patéticas llevó a que nadie se preocupara por el tema (aunque hay que reconocer que Aguilalucha estuvo atento al tema y aconsejó al Padrino llevando algunas leyes salvadoras a la FIFA). Esta modificación de leyes y de fuerzas entre clubes (en la mayoría de países entidades privadas) y jugadores (en su mayoría empleados que podría decirse que no pagan su formación) ha llevado a que los clubes se deban reacomodar. Por un lado aparecieron grandes sumas de ingresos (la TV, el patrocinio y la mercadotecnia y finalmente la veta del merchandasing).
La realidad es que el club dejó de ser dueño de los pases y solo tiene la posibilidad de tener un contrato de trabajo por determinado tiempo. Ante esta nueva realidad, River Plate es uno de los clubes más debilitados. Por un lado los clubes más importantes del mundo pueden aprovechar para comprar las figuras que están en el viejo continente (ya probados y seguidos desde cerca por los clubes poderosos), los clubes chicos pueden comprar en América, Asia o África y ya no necesitan comprar a jugadores probados sino que prefieren probar a menor precio (jugadores que prometen en clubes inferiores). Como si todo esto fuera poco, van surgiendo mercados de poca calidad pero con clubes muy poderosos gracias a los ingresos exagerados (dueños multimillonarios o negocios con plata en negro). Competir con algunos clubes de México, USA, Medio Oriente, Sudeste asiático y Europa oriental es imposible y éstos no solo se llevan a los jugadores jóvenes con pocos años en primera división (Pezzella, Kranevitter, FM6) sino que se llevan a quienes podrían jugar sus últimos años en Argentina (acá llegan terminados o con nivel no competitivo, en otros tiempos, Saviola, Aimar y Lucho hubieran llegado mucho antes y otros también hubieran vuelto). Como frutilla a este postre desastroso, se suman los intermediarios (quienes encontraron un lugar para sacar un lucrativo dinero aprovechándose de jugadores y clubes) y la voracidad de muchos padres (incentivados por intermediarios inescrupulosos y clubes aprovechadores) que deciden retirar a sus hijos de los clubes cuando llegan a quinta división (hay muchos torneos internacionales para las categorías entre octava y sexta).
Conociendo esta realidad, a los clubes no les queda más remedio que prepararse para no ser estafados o ser utilizados (ya sea por clubes más poderosos, jugadores o intermediarios). La disyuntiva no es sencilla, no es fácil conseguir el equilibrio entre lo deportivo y lo económico. Hacer contratos largos (3 a 5 años) implica una comodidad para el jugador pero al mismo tiempo podríamos estar ante un jugador que no rinda al máximo (o simplemente que no se adapte a las exigencias de un club como River Plate, caso de Solari, Urribarri y tantos otros). Hacer contratos cortos (1 a 2 años) implica correr el riesgo que los jugadores que rinden en un club como River Plate, es tentado con rapidez. Pelear un contrato acorde al mercado implica que el jugador puede ser buscado por otros clubes o se puede pagar la rescisión de contrato (lo que pasó con FM6). Hacer un contrato excesivamente caro (porque se pagó un alto precio por su pase) implica desbalancear las cuentas del club (como podría pasar con Bertolo y Pity si no son bien vendidos).
Como si todo lo anterior fuera poco, también hay que tener en cuenta que los años de contrato van pasando y la evaluación de los jugadores no es lineal (Sanchez y Rojas tuvieron unos primeros años decepcionantes y el último año fue excelente). No estar atentos a esa evaluación lleva al peligro de que se vayan sin dejarle plata al club.
Es cierto que el beneficio al club puede medirse no solo en el valor del pase sino también en el dinero que el club recibe a través de los logros deportivos obtenidos (?) pero es una pena tener que dejar ir a un jugador por no haberle renovado el pase anteriormente. Si el pase de Sanchez hubiera valido 12 milones de dólares, ningún club le hubiera ofrecido un contrato multimillonario por 5 años, en cambio al no tener que pagar nada por su pase, pueden pagarle 2 milones de dólares anuales y seguiría siendo una compra muy barata.
Enzo reconoció el error de no renovarle el contrato a Sanchez. Como ex jugador confió en un modo de actuar pero olvidó que cuando hay plata de por medio es mucho más complicado. La falta de tiempo por el deseo de obtener logros deportivos y la necesidad de tener al jugador compenetrado, llevaron a que tanto Rojas como Sanchez siguieran jugando y revalorizándose a pesar de no renovar el contrato. La solución (que el club no se perjudique y que el jugador no este con la mente en otro lugar) es que los contratos esten arreglados previamente a empezar el torneo. Es cierto que el calendario no ayuda (un año empieza en enero, en otros en julio) pero un año antes a la culminación de los contratos, todos deben estar renovados (el ideal sería tener un precontrato 1 año y medio antes) y sería bueno que todos terminaran en el mismo momento (y no algunos en diciembre y otros en junio). Es cierto que si no se arregla con varios jugadores se corre el riesgo de no tener profesionales pero ante el nuevo escenario es necesario hacer pruebas y no ser dañados.
A esta dirigencia no solo se le fueron Sanchez y Rojas, también se fueron Chichizola, Ledesma, Carbonero y varios pibes (en junio se irá Boyé y hubo muchos que fueron echados por el club). Cada caso podrá sentirse como alivio o no ser tan lamentado pero lo único que veo es que el activo del club va disminuyendo sin dejar plata a cambio y para ser reemplazados hay que pagar mucha plata (sin contar el tiempo de adaptación que necesita la mayoría). De esta forma nos encontramos sin Chichizola, FM6, Pezzella, Kranevitter, Rojas, Carbonero, Sanchez, Teo, Cavenaghi, Ledesma siendo reemplazados por jugadores que tuvieron un costo y no rindieron igual Chiarini, Pity, Mayada, Bertolo y los jugadores que traerán en los próximos meses (probablemente lleguen muchos más jugadores en este mercado de pases porque se necesita algunos suplentes y titulares en las 3 líneas). Como si fuera poco para este presente, hay que tener en cuenta que la anterior camada de jugadores de inferiores (la que debutó a partir de 2010 y que hoy tiene entre 20 y 25 años) ya pasó y la nueva camada todavía no llegó (recién el año que viene empezarán a debutar y son chicos de 17 años exceptuando a Vega y Rodriguez).
El panorama es complicado pero debería ser muy estudiado por toda la dirigencia (con ideas del oficialismo y la oposición). Es el patrimonio del club el que está en juego y no deberíamos mirar al costado solo porque se obtuvieron excelentes resultados deportivos.
Por Charro.