El plantel con otra copa para las vitrinas...
Un poco tarde el posteo pero ir a otra ciudad para ver a River Plate siempre es una buena excusa para tomarse unos días de descanso y tener que votar es un buen motivo para volver...
Como siempre la cancha estuvo llena a pesar de que muchos decían y/o sentían que era un título menor o que éste se debía ganar sin jugarlo, como si todavía no se hubieran enterado que los títulos ya no se consiguen solo por la tradición o el nombre de un club. La mentalidad y el juego han cambiado y cualquier partido se debe jugar en el mayor nivel de concentración y entrega durante todo el partido para no complicarse. Tal vez a algunos le haya parecido un título menor por la categoría de los rivales a lo que se debió enfrentar para llegar a la final (sumado a los resultados ¨mentirosos¨ que se dieron, al haber ganado todos los partidos por 3 goles de diferencia aunque no reflejaban el trámite del partido y lo que costaba llegar al primer gol) pero una final nunca es un trámite (aunque la dirigencia de AFA piense también que es un título menor ya que no hubo nadie para entregar la copa y mostrarse en la final).
Un golazo para definir otra copa...
Hay diferencias y un plus entre un equipo decaído y golpeado como River Plate y otro agrandado, sólido pero de menor categoría individual como fue el caso de Atlético de Tucuman. Se notaba ya en la previa. El sábado a la mañana ya había llegado el grueso de los tucumanos (en muchos casos hinchas de River Plate y Atlético) y se los veía caminando por el centro de la ciudad mientras festejaban su primera final y todos vestían orgullosos sus camisetas, en cambio el hincha de River Plate se lo veía en menor cantidad (entradas agotadas, 25 mil para River Plate y 15 mil para los tucumanos), la mayoría hacía turismo, muchos llegaron en combis o micros sobre la hora del partido (para no pagar alojammiento) y muchísimos más hicieron excusiones fuera de la ciudad o llegaban al mediodía desde las ciudades aledañas. En el centro éramos minoría pero en Cacheuta o los micros de excursiones estaban llenos de hinchas millonarios.
En la previa del partido los tucumanos llenaron antes sus lugares y cantaron emocionados pero una vez empezado el partido se notó quien está acostumbrado a jugar finales. El hincha de River Plate se hizo sentir cuando era necesario y a partir del segundo gol, los hinchas tucumanos se sintieron tocados a pesar que el trámite del partido era incierto. El primer gol millonario ante un trámite parejo golpeó al rival pero el empate al minuto los envalentonó y nos complicó, sin embargo el gol al iniciarse el segundo tiempo los dejó con pocas respuestas porque River Plate empezó a manejar mejor la pelota.
Con la camiseta alusiva a la consagración y Maidana levantando otra copa
El trámite del partido no deparó nada extraño, fue lo que se preveía. Una final jugada con intensidad, nerviosisimo, con varios errores pero donde prevaleció la experiencia millonaria y la suerte necesaria en estas ocasiones. En general no se jugó bien pero dieron todo lo que tenían. River Plate intentó mostrar los atributos que suelen tener los planteles de Gallardo pero apenas pudo ocultar sus debilidades (tanto anímicas como los bajones individuales). La defensa cometió demasiados errores y espera el análisis de Gallardo para ver los cambios para el año próximo. La idea del entrenador de tener 2 caudillos en la zaga central y desde ahí armar una defensa inexpugnable (que difícilmente llegaran hasta un arquero débil) no funcionó durante todo el semestre y este partido no fue la excepción.
Gallardo optó por su tercer arquero Bologna (como lo hizo en los últimos partidos ante las decepcionantes actuaciones de Batalla y Lux) y fue una grata sorpresa. Se mostró como un arquero correcto, no cometió errores estúpidos ni se la jugó demasiado pero transmitió seguridad (fundamental en una final). La gran decepción volvió a ser Maidana (muy lento y cometiendo algunos errores gravísimos que nunca cometía y que pudieron costar muy caros) y Pinola tampoco sobresalió (muestra algunos dotes de caudillo para empujar al equipo pero también está lento). Los laterales presionaron pasando al ataque pero defensivamente no dieron tampoco seguridad (veremos que pasa con el regreso de jugadores más rápidos como Martinez Quarta, Moreira y Mayada). La realidad es que es muy difícil jugar en el más alto nivel si se ataca siempre pensando en la debilidad defensiva y si se sabe que cualquier pelota puede terminar en gol, la inseguridad atrae al error ofensivo y defensivo.
Scocco festejando su gol, el que abrió el resultado
En el medio volvió a verse también más de lo mismo. Ponzio jugando una final con una mentalidad excepcional, mejorando mucho en el segundo tiempo (cuando debieron salir Perez y Scocco dejándonos con poco poder creativo y fuerza ofensiva, lo cual implicaba un doble esfuerzo defensivo) y mostrando el camino. Rojas otra vez se quedó en deuda jugando un pobre partido mientras que el Pity y Nacho Fernandez (parece que es una competencia ideal para él porque fue la competencia en la que más goles hizo y el sábado se despachó con un golazo) hicieron un partido más acorde a lo que se necesitaba de ellos. Ahí estuvo la gran diferencia junto a Enzo Perez (que al tener la pelota en los pies demuestra que tiene una categoría diferente al resto; inteligencia, capacidad, entrega y velocidad diferente) que salvó los horrores defensivos. A ellos se sumó el poderío ofensivo de Scocco (una hermosa avivada su gol). Otro punto interesante fue el ingreso de De la Cruz (a veces complica la defensa rival y otras se embarulla demasiado complicándonos a nosotros, deberá estabilizarse, aprender como aprovechar su habilidad y tranquilizarse para darle más beneficios al equipo) y como siempre no aportaron mucho Auzqui y Borré (aunque tampoco desentonaron tanto como otras veces).
El festejo de vernos otra vez campeones muestra la necesidad que tenía el plantel y los hinchas de festejar y dejar atrás la dura tristeza del semestre. Ahora será el momento de la dirigencia para traer los jugadores que se necesitan, de Gallardo para potenciar a este equipo y de los jugadores para ¨aprovechar¨ las enseñanzas de las derrotas del semestre, para crecer como plantel, para cicatrizar el dolor con una coronación importante y trabajada y convertirse en un plantel que sea recordado. Esperemos que el 2018 nos depare más gloria y alegría.
Por Charro.