Algunos ratones y algunos gatos no son compatibles con el jugador de fútbol
Nadie duda que los últimos 5 años fueron los peores futbolísticamente hablando. En estos años se pudo ver la exacerbación y se elevó a niveles impensados (aún para nuestro país), la corrupción institucional. Esta corrupción tuvo varios cómplices para llegar a esos niveles increíbles pero, al mismo tiempo, fue muy bien aprovechada por varios personajes que tomaron la oportunidad inmoral que se les presentó.
Cuando no está el gato, los ratones están de fiesta; durante 8 años River no tuvo un gobierno que se preocupara por el club y los corruptos hicieron su fiesta. Como siempre decimos, cuando la cabeza está podrida, todo saldrá mal. Con esta premisa, es lógico que la falta de ética sea la moneda corriente dentro de varios estamentos del club y que muchos de los que tuvieron la posibilidad de actuar dentro de lo legal pero fuera de lo moralmente deseable, lo hicieron alevosamente durante ese período.
El plantel de fútbol, fue un claro ejemplo de ello. En estos días pudimos leer que es muy posible que se presente la inhibición por parte de Rosales, Nico Sanchez y Ojeda. Mientras los dos últimos están viendo la forma de cobrar las deudas para poder irse o quedarse, el primero está cómodamente esperando a recibir 2 millones de dólares. ¿Cómo se llega a semejante suma en 3 años? Muy sencillo. En el 2007 se le hizo un contrato millonario sin exigencias, el jugador volvió al país sin demasiadas motivaciones deportivas y deambuló por las canchas y entrenamientos sin ningún compromiso hacia el grupo y mucho menos hacia la institución, aprovechó una lesión para mantener el vínculo y dedicó sus horas a un “lindo gatito”, de esos que revientan el cuerpo, especialmente la cabeza, las piernas y la billetera (para muchos es parte del cuerpo). Lamentablemente no fue un único y desagradable ejemplo, fueron muchos jugadores que llegaron al club con contratos millonarios que nunca cobraron y luego se quedaron felizmente con el pase en sus manos y con la camiseta de River Plate en su curriculum. Esta fue la forma que desprestigiaron la camiseta, que destruyeron el patrimonio del club al regalar a un plantel que valía millones (que incluía entre otros a Aimar y Saviola), que regalaban los pases de los jugadores a cambio de algún porcentaje que cayera en el camino, que se pasó de pelear un título a peligrar en la tabla del descenso.
Muchos dirán que la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer, que lo firmado es palabra santa y demás cosas que todos sabemos, sin embargo, lo que va quedando claro con este caso, el de Ahumada y alguno más, es que los contratos millonarios no eran en base a metas, rendimiento, venta de camisetas, liderazgo, ni a nada que se le parezca; tenía que ver con el aprovechamiento de un ser con el culo sucio. Ahumada amenazó con hablar y obtuvo el sueldo más alto, Rosales amenazó con pedir la deuda y le aumentaron el sueldo, así podríamos seguir con los ejemplos. De esta forma se fueron jugadores como Garcé o Nasuti que no se iban a callar, así pudimos ver como se fueron Mascherano, Carrizo, Cavenaghi, Aimar, Saviola, Falcao para traer al uruguayo Sosa, San Martín o al paraguayo Paniagua, a Leyenda, Loeshboor, Talamonti, Cabral o a Abreu, Sixto Peralta, Galmarini. Así pudimos ver como decenas de jugadores se fueron en medio de la bronca de ver tanto negociado y sin cumplir el sueño de jugar en la primera de River Plate. Terminar con un ciclo nefasto es caro y complicado pero es hora de que vuelvan a ser ejemplo los jugadores con compromiso como Ferrari o Almeyda. En este sentido merece una mención especial el posteo aparecido en Política en River sobre una extraordinaria actitud de Villagra (donde todos los papeles y hasta la lógica lo apoyaban para ganar mucha plata sin mover un dedo pero prefirió cederlo en beneficio de River Plate), un acto que merece ser agradecido.
El negocio sistemático de vender figuras millonarias y traer decenas de malos jugadores de cuarta categoría, asociarse a grupos inversores buitres como parte de un negocio personal monumental mientras se destruía el fútbol de River, buscar a cualquier precio que la rueda de sus negocios no se cayera (aún en detrimento de nuestro fútbol) y todas las cosas que aún no vemos, es lo más dañino e insensible que se le pudo haber hecho a nuestro club. Se le quitó la personalidad y el gusto futbolístico, la identidad y la visión de futuro, se destruyó la rueda histórica de creación de cracks por la rueda del negocio rápido.
Toda esta situación está fuera de la historia de River Plate, es como un paréntesis en la grandeza del fútbol millonario, un letargo futbolístico y un período negro en una historia de éxitos. Es algo que Passarella entendió desde un principio y siempre se encaminó para cambiarlo, el técnico elegido fue en ese camino, y cada vez que trajo a un jugador lo convenció de que esto es River Plate y es quien le puede dar grandeza a un jugador. Tiene el concepto claro más allá de sus defectos y por eso espero que este sea el final de una era. El final de la era negra de Aguilaucha, Mario Israel y compañía. El adiós a jugadores sin categoría y sin capacidad para entender la camiseta que están vistiendo. La culminación de una etapa sin respeto, en la cual ganaba más el tránfuga que el buen profesional. Decirle basta a la joda y la falta de compromiso para volver a ser una institución seria con un fútbol inmenso que nos represente.
Ojalá que pronto salgamos de esta pesadilla y podamos volver a festejar el ser River Plate.
Cuando no está el gato, los ratones están de fiesta; durante 8 años River no tuvo un gobierno que se preocupara por el club y los corruptos hicieron su fiesta. Como siempre decimos, cuando la cabeza está podrida, todo saldrá mal. Con esta premisa, es lógico que la falta de ética sea la moneda corriente dentro de varios estamentos del club y que muchos de los que tuvieron la posibilidad de actuar dentro de lo legal pero fuera de lo moralmente deseable, lo hicieron alevosamente durante ese período.
El plantel de fútbol, fue un claro ejemplo de ello. En estos días pudimos leer que es muy posible que se presente la inhibición por parte de Rosales, Nico Sanchez y Ojeda. Mientras los dos últimos están viendo la forma de cobrar las deudas para poder irse o quedarse, el primero está cómodamente esperando a recibir 2 millones de dólares. ¿Cómo se llega a semejante suma en 3 años? Muy sencillo. En el 2007 se le hizo un contrato millonario sin exigencias, el jugador volvió al país sin demasiadas motivaciones deportivas y deambuló por las canchas y entrenamientos sin ningún compromiso hacia el grupo y mucho menos hacia la institución, aprovechó una lesión para mantener el vínculo y dedicó sus horas a un “lindo gatito”, de esos que revientan el cuerpo, especialmente la cabeza, las piernas y la billetera (para muchos es parte del cuerpo). Lamentablemente no fue un único y desagradable ejemplo, fueron muchos jugadores que llegaron al club con contratos millonarios que nunca cobraron y luego se quedaron felizmente con el pase en sus manos y con la camiseta de River Plate en su curriculum. Esta fue la forma que desprestigiaron la camiseta, que destruyeron el patrimonio del club al regalar a un plantel que valía millones (que incluía entre otros a Aimar y Saviola), que regalaban los pases de los jugadores a cambio de algún porcentaje que cayera en el camino, que se pasó de pelear un título a peligrar en la tabla del descenso.
Muchos dirán que la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer, que lo firmado es palabra santa y demás cosas que todos sabemos, sin embargo, lo que va quedando claro con este caso, el de Ahumada y alguno más, es que los contratos millonarios no eran en base a metas, rendimiento, venta de camisetas, liderazgo, ni a nada que se le parezca; tenía que ver con el aprovechamiento de un ser con el culo sucio. Ahumada amenazó con hablar y obtuvo el sueldo más alto, Rosales amenazó con pedir la deuda y le aumentaron el sueldo, así podríamos seguir con los ejemplos. De esta forma se fueron jugadores como Garcé o Nasuti que no se iban a callar, así pudimos ver como se fueron Mascherano, Carrizo, Cavenaghi, Aimar, Saviola, Falcao para traer al uruguayo Sosa, San Martín o al paraguayo Paniagua, a Leyenda, Loeshboor, Talamonti, Cabral o a Abreu, Sixto Peralta, Galmarini. Así pudimos ver como decenas de jugadores se fueron en medio de la bronca de ver tanto negociado y sin cumplir el sueño de jugar en la primera de River Plate. Terminar con un ciclo nefasto es caro y complicado pero es hora de que vuelvan a ser ejemplo los jugadores con compromiso como Ferrari o Almeyda. En este sentido merece una mención especial el posteo aparecido en Política en River sobre una extraordinaria actitud de Villagra (donde todos los papeles y hasta la lógica lo apoyaban para ganar mucha plata sin mover un dedo pero prefirió cederlo en beneficio de River Plate), un acto que merece ser agradecido.
El negocio sistemático de vender figuras millonarias y traer decenas de malos jugadores de cuarta categoría, asociarse a grupos inversores buitres como parte de un negocio personal monumental mientras se destruía el fútbol de River, buscar a cualquier precio que la rueda de sus negocios no se cayera (aún en detrimento de nuestro fútbol) y todas las cosas que aún no vemos, es lo más dañino e insensible que se le pudo haber hecho a nuestro club. Se le quitó la personalidad y el gusto futbolístico, la identidad y la visión de futuro, se destruyó la rueda histórica de creación de cracks por la rueda del negocio rápido.
Toda esta situación está fuera de la historia de River Plate, es como un paréntesis en la grandeza del fútbol millonario, un letargo futbolístico y un período negro en una historia de éxitos. Es algo que Passarella entendió desde un principio y siempre se encaminó para cambiarlo, el técnico elegido fue en ese camino, y cada vez que trajo a un jugador lo convenció de que esto es River Plate y es quien le puede dar grandeza a un jugador. Tiene el concepto claro más allá de sus defectos y por eso espero que este sea el final de una era. El final de la era negra de Aguilaucha, Mario Israel y compañía. El adiós a jugadores sin categoría y sin capacidad para entender la camiseta que están vistiendo. La culminación de una etapa sin respeto, en la cual ganaba más el tránfuga que el buen profesional. Decirle basta a la joda y la falta de compromiso para volver a ser una institución seria con un fútbol inmenso que nos represente.
Ojalá que pronto salgamos de esta pesadilla y podamos volver a festejar el ser River Plate.
Por Charro.