Mientras no haya un cambio profundo en el Estatuto, estaremos dependiendo del humor del presidente y su séquito
La frase ¨los giles de twitter¨ que dijo D´onofrio hace unos días, es una buena síntesis de la forma de pensar y de actuar de nuestro presidente. La única vez que intenté tener un diálogo con nuestro presidente (luego de las elecciones), su respuesta ante un reclamo fue, ¨ustedes no tienen idea como está el club, el club debería estar en convocatoria¨. Ahí me di cuenta que el presidente no tenía intención de hacer un cambio rotundo en ese presente desalentador sino que pretendía flotar lo mejor posible entre tanta porquería. En ese momento dejé de soñar con que ya no escucharía el verso del déficit operativo, ni habría un cambio de Estatuto, ni tampoco intentarían ver como descentralizar el manejo económico de cada deporte (básico para que puedan crecer y no dependan del humor del amigo del presidente de turno)... apenas me quedé con la ilusión de algún cambio en marketing.
Cuando entre los dichos y los hechos empieza a haber un abismo, cuando se empieza a ver que hay muchos silencios y pocas respuestas, cuando se empieza a ver que hay un gobierno sin oposición y que todo se decide sin discusión, ni opinión (el que opina diferente es silenciado o agredido); cuando las decisiones las toman unas pocas personas y el resto repite como loro por más que no cierre el tema; cuando se empiezan a ver las grietas y las filtraciones pero en lugar de haber soluciones se ven algunos parches; cuando los resultados deportivos permiten un accionar totalitario... es hora de preocuparse.
Muchos deben recordar que en la primera presidencia de Aguilaucha, la mayoría no podía ver los indicadores del robo que se iba perpetrando y festejaban algunos resultados deportivos. El gran problema es que desde ese momento hasta el día de hoy, no se ha logrado modificar ni democratizar el sistema político del club, no se ha podido darle al club tranquilidad económica y no se ha podido salir de la gestión dañina. Esta gestión intentó solucionar algunos problemas pero ha demostrado incapacidad y soberbia (mismo problema autodestructivo que tuvieron Aguilaucha y DAP). La soberbia hunde a la gestión y la falta de poder opositor (el sano equilibrio entre permitir gobernar e impedir políticas erróneas) lleva a ahondar en los errores.
El accionar canallesco y el silencio sobre TLM fue el primer indicio de como iba a funcionar (seguido por la creación de la defensoría del socio en manos del oficialismo), pero los resultados deportivos pudieron tapar y auto justificar al socio que esperaba a un River Plate ganador. El viaje a Japón nos encontró pletóricos de felicidad pero ciegos por las cosas que se hacían mal (marcar errores era un absurdo). El silencio alrededor de las razones y las formas por las que se van los jugadores (ya se podría decir que estamos en un ¨el último que apague la luz¨), el silencio acerca de la economía del club (¿nos encontraremos con una disminución de la deuda y el déficit o nos acercaremos a los mil millones y se lo enrostrarán a la inflación?), las compras que llegan a último momento y muy caras y las ventas que no existen (¿los jugadores se van a cambio de la deuda o por no haberse negociado la continuidad? ¿es negligencia, desidia, ineptitud, soberbia, desinterés o simplemente una política de cambiar deuda por pase?) o son a precios miserables. Todo lo que en un principio eran aciertos y esperanzador (trabajo de marketing, apoyo al plantel, trabajo con los sponsor...) se fue diluyendo.
Uno de los grandes errores de D´onofrio es haberse relajado y conformado con una Copa Libertadores de América, no aprovechó el ingreso de dólares ni intentó mantener al plantel campeón (¿muy caro? ¿prefirió desarmarlo para tener un gasto más bajo?), pensó que había conseguido demasiado (por no decir que fue impensado y de casualidad) y se conformó. Siendo generoso en mi pensamiento, tal vez haya creído que lo mejor para River Plate no estaba en los títulos sino en dejar un ingreso mayor y salvador (difícil de entender) peleando en AFA y mendigando en Casa Rosada (única explicación para salir a pedir que le disminuyan la pena a los bosteros).
Lo único que tengo claro sobre esta gestión es que yo soy uno de los giles de twitter. Soy alguien preocupado y que no se conforma con que le digan ¨vos dejá que yo se hacer las cosas¨, ni de los que miran para otro lado cuando ve que algo no está funcionando... porque si el señor D´onofrio y compañía aún no se dieron cuenta, ellos podrán estar muy contento con los títulos obtenidos (incluído otro supuesto campeonato económico) y con sus contactos políticos que tienen pero las cosas en River Plate están muy lejos de estar bien.
Por Charro.