Idolos de siempre VIII: Enrique Omar Sívori

Algo habrá hecho para que una tribuna lleve su nombre...

Como escribí en otro posteo, las obras extraordinarias tienen relación con la conjunción de situaciones. Grandes hombres aprovechando grandes oportunidades en el momento justo. Esto se dio unos años antes de 1938 para construir el Monumental pero no el estadio como hoy lo conocemos sino un estadio en forma de herradura con vista al río. Se tuvo que esperar otros 20 años para que se pudiera dar otra oportunidad de hacer una gran obra. Así como en 1932 las recaudaciones para ver a Bernabé juntaron el dinero para la construcción soñada, en 1957 fue la venta de un jugador la que permitió convertir en realidad otro sueño, la millonaria cifra en que se vendió a Enrique Omar Sivori le dio la posibilidad al club de que se cumpliera el sueño de cerrar la herradura y tener un estadio Monumental cerrado.

En esos años las divisiones inferiores de nuestro club seguían manteniendo el secreto que las convertía en fuente inagotable de cracks y de ahí nacieron 2 figuras que se harían inmensas figuras internacionales en el exterior. Estos 2 jugadores fueron el primer éxodo que significó una sangría para River Plate. Por un lado Alfredo Di Stéfano se cansó de ganar títulos en Europa y convertir en el más grande al Real Madrid, mientras Enrique Omar Sívori hacía una historia similar en la Juventus italiana. Las ligas más importantes rendían pleitesía a 2 jóvenes surgidos de las inferiores de River Plate.

Enrique Omar Sivori nació el 2 de octubre de 1935 en San Nicolás y llegó a probarse en 1952. El mismo Sívori contaba que su primera práctica fue un desastre pero Renato Cesarini, el encargado de tomar la prueba, lo volvió a llamar. El ojo clínico no falló, como dicen quienes saben, al gran jugador se lo reconoce por actitud, virtuosismo y hasta por la forma de caminar y vestir. Sívori no se escapó de estas características y en la segunda práctica la rompió y así siguió su camino por las inferiores del club. Eran tiempos distintos en River, eran tiempos fieles a su historia. Al empezar el torneo de 1954, con un bicampeonato bajo el brazo, la alineación de River salía de memoria, sin embargo Labruna estaba lesionado y el técnico multicampeón Minella escuchó la sugerencia del “tano” Cesarini.

River funcionaba como un relojito perfecto y por eso salía campeón continuamente a pesar de los intentos por impedir semejante superioridad. Cada parte del reloj tenía clara su función y sabían que eran fundamentales para llegar al título. Sívori contaba que en su debut esta muy nervioso pero cuando la figura e ídolo absoluto del equipo se le acercó y le dijo “pibe, estás nervioso? (todavía no existían los nervios del cornetin y la frase no era célebre). No te preocupes, este partido lo ganas vos solito”. Así fue y River ganó su partido 5 a 1. El año siguiente fue el que lo afianzó como titular y fue parte del primer tricampeonato de nuestra historia. En la primera fecha del torneo 57 se despidió de River porque la Vecchia Signora decidió pagar la cifra increíble que había puesto para no venderlo. El Inter de Milano había decidido dar la cifra enorme de 7 millones de pesos pero el presidente de River no se movió de los 10 millones, era muy joven para dejarlo ir pero el representante de Juventus decidió pagar lo que fuera por este jugador porque sería el jugador insignia del club. No se equivocaron, jugó hasta 1968, aunque al principio le costó salir de la vida disipada de nuevo rico y por eso su primer torneo significó grandes peleas y convertir solo un gol pero a partir de la segunda rueda, luego de un casamiento secreto en Argentina, apareció el gran jugador que le dio 3 títulos a la Juve y que jugó para la selección italiana.

Enrique Sívori se caracterizó por su gran carácter y por actuar siempre atrás de sus principios que le valieron varias peleas y alejamientos de distintos lugares (se fue de la Juve peleado con el entrenador). También se caracterizó por actuar con inteligencia y su juego era rápido, alguna vez, alguien que lo vio me dijo que el conejito Saviola era lo más parecido al cabezón Sivori que había pasado por nuestro club.

Esa tribuna que hoy lleva su nombre, se construyó luego de la venta de Enrique Omar Sivori

Merecidamente River decidió cambiar de nombre la tribuna que fuera construida gracias a la plata ingresada con su venta. Luego de su muerte el 17 de febrero de 2005, la tribuna Almirante Brown pasó a llamarse Sívori. Un homenaje esperado por el cabezón y que hubiera sido bueno que viera en vida.

Salud para otro grande de nuestra historia.

Por Charro.