Feliz cumple, ídolo!!!!

Momentos en el Monumental imposible de olvidar

La lista de ídolos de nuestro club no tiene comparación con la de ningún otro club. No es fácil llegar a esa categoría y sin embargo, nuestro club vivió tantas proezas que la lista se fue agrandando generación tras generación. Desde aquella incorporación del genial Bernabé cuando se inició el profesionalismo hasta el acto de amor del Chori y Cavenaghi varios jugadores se ganaron el corazón de los millones de hinchas que vibramos por la banda roja.

Como se consigue semejante título, nadie tiene la receta; los ingredientes son secretos pero todos tenemos algunos indicios. Para empezar corren con ventaja quienes son pibes que vivieron en la pensión del club y que tienen una identificación como la que tiene el hincha, ese es un plus importante para lograr entrar al corazón del hincha. Otro selecto grupo es el que le dio tantas tardes de alegrías convirtiendo goles o haciendo que ir al Monumental parezca más una tarde de gala para ver una obra de arte que una tarde de un simple espectáculo deportivo. Si a estos ingredientes logran sumarle entrega y la permanente defensa de los colores que amamos, esos jugadores tienen chances de alcanzar el título.

Tanta historia hizo que el Monumental se vistiera de gala cada vez que aparece el equipo y que festeje la presencia del equipo como lo hará hoy cuando volvamos después de tanto tiempo a nuestra casa, pero el Monumental vibra y se emociona cuando aparece uno de sus “atorrantes” capaces de darle brillo y elegancia al simple juego con la pelota.

Esas virtudes son privilegios de pocos y es el plus que le da a pocos jugadores un lugar de elite entre los ídolos. El Charro Moreno, el Beto Alonso, Ermindo Onega, Walter Gomez y Enzo Francescoli llegaron al Olimpo del fútbol gracias a una combinación de elegancia, sabiduría, habilidad e inteligencia a la hora de llevar la pelota y al moverse sin ella, nadie imaginaba a esos jugadores sin el acompañamiento de la pelota. Claro que algunos otros tuvieron la calidad de estos jugadores pero no lograron aproximarse a este Olimpo (como también hubo unos pocos más que no tuvieron estas cualidades pero gracias a otras cosas llegaron al mismo lugar. Angel Labruna y Bernabé también permanecen en ese lugar)

Así como en el pasado, algunas urgencias y manejos erróneos provocaron que ni Distéfano ni Sívori alcanzaran la identificación permanente con nuestro club, en la nueva estructura del fútbol, es muy difícil lograr esa identificación con un ídolo. En estas últimas décadas hemos tenido algunos jugadores que lograron esa categoría (especialmente el Burrito, gracias a sus permanentes regresos al club) pero no logran llegar al Olimpo porque su paso es demasiado corto (creo que el Burrito, a pesar de todo, logrará ser ubicado allí). Recuerdo como algunos jugadores lograban que admiráramos esa capacidad para hacer lo que querían con la pelota, jugadores como Aimar, D’Alessandro o Lamela son el eterno fruto de nuestras inferiores que nunca debió haberse cortado, son la identificación con la calidad que busca el hincha de River Plate en sus jugadores.

 La última despedida de un gran ídolo

Ayer, el eterno Enzo Francescoli cumplió 50 años para hacernos recordar la velocidad con la que pasa el tiempo pero para demostrarnos también que los felices recuerdos de nuestra niñez y juventud quedan imborrables junto a sus hazañas.

Como rezaba la frase memorable de su despedida, “eternamente gracias Enzo” (lo escribo mientras veo el único poster que aún guardo de mi soltería) y como rezaba la canción de aquella tarde/noche “al uruguayo nunca lo vamos a olvidar”.

A sus 50 años podemos repetir esas frases y decirle que hemos cumplido. Enzo, nunca te vamos a olvidar. Eternamente gracias por todo lo que nos brindaste en la cancha.

Por Charro.