Un pasito más hacia el abismo

El infierno es esperar sin esperanza (Giroux)

El paso de Cappa por la dirección técnica de nuestro equipo se puede resumir así: un inicio promisorio (porque el listón esta muy bajo) que comenzaba a  despejar algunos prejuicios para pasar, casi sin escalas, al desconcierto total. Durante el tiempo que estuvo al frente del equipo, River Plate nunca llegó a jugar bien, a pesar de eso en un momento pareció que se encaminaba a encontrar una identidad futbolística pero por errores propios y ajenos se cayó en una espiral descendente y sin retorno para culminar tan desorientado como en el final de los ciclos de Passarella, Simeone, Gorosito y Astrada.

Cappa ya esta fuera y como no puede ser de otra manera DAP y el resto de la comisión continúan, pero tan desorientados como Angelito (?) durante el entretiempo de los últimos partidos. Ahora saldrán a decir que hay que mirar hacia delante, renovar el proyecto y con eso dejar de lado toda su responsabilidad. Pero si no se hace una correcta evaluación sobre las causas de este nuevo y repetido fracaso y si no se usa este diagnostico para tomar las medidas pertinentes que modifiquen el rumbo que nos esta conduciendo a la debacle, la historia inevitablemente volverá a repetirse. Los males de River no son tan simples que se solucionan con un cambio de técnico, el momento es sumamente complejo. El club esta sumido en una crisis acuciante producto del vaciamiento de la gestión pasada y la gestión actual ya lleva casi una cuarta parte de su gobierno sin dar una sola señal clara que demuestre que la curva descendente comenzó a revertirse.

Lo más simple es discutir sobre Gallego, Ramón, Bielsa, Pekerman o Pumpido son todos técnicos con cierto prestigio, con mayores o menores pergaminos, virtudes y defectos. Pero en este momento el éxito del que tome el cargo dependerá más de un golpe de suerte o casualidad que de su propia capacidad porque no existe un proyecto que sirva de respaldo para el DT de turno. La salida de Cappa nos muestra la improvisación con la que conducen a River Plate, toman una medida de vital trascendencia sin un plan detrás que la sostenga y ahora tenemos un grupo de dirigentes mendigando por ser recibidos por cualquier técnico medianamente reconocido. Hasta se habla de Almeyda, ¿a alguno se le ocurre una improvisación mayor?

Gallego se habría negado a aceptar el cargo debido a las formas en que se contactaron con él, una excusa burda. Fue más sincero Bielsa al declarar que no comparte el proyecto que hay en River (ojalá que lo hubiera) pero ambos desplantes prueban lo que intento expresar en este posteo, los técnicos tienen en claro que River Plate es un club a la deriva y poco podrán hacer para modificar esta falta de rumbo desde la dirección del primer equipo.

Faltan 25 partidos de los cuales 6 serían bajo el mando de un DT interino y se vienen los bosteros. Hace años que nos preguntamos que tan bajo podemos caer y cuando creíamos que tocábamos fondo descubríamos que la caída podía ser mayor de lo que pensábamos, hoy estamos en un momento en que no me dejan otra opción que creer que la pesadilla puede hacerse realidad.

Por: Enrique