River Plate perdió categoría

La forma en que llegó y la calidad de Cohene Mereles, marcó uno de los colmos de la degradación

La tristeza es una de las emociones básicas (no natales) del ser humano, junto con el miedo, la ira, el asco, la alegría y la sorpresa. Es un estado afectivo provocado por un decaimiento de la moral. Es la expresión del dolor afectivo mediante el llanto, el rostro abatido, la falta de apetito, etc. A menudo nos sentimos tristes cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando las circunstancias de la vida son más dolorosas que alegres. Esto nos pasa hoy con River Plate. La alegría es la emoción contraria y es lo que básicamente nos enseñaron a vivir junto a nuestro Club. La tristeza puede ser un síntoma de la depresión, que se caracteriza, entre otras cosas (abatimiento general de la persona, descenso de la autoestima y sentimientos de pesimismo, desesperanza y desamparo), por una tristeza profunda y crónica. En psiquiatría se habla de tristeza patológica cuando hay una alteración de la afectividad en que se produce un descenso del estado de ánimo, que puede incluir también pesimismo, desesperanza y disminución de la motivación. Estamos tristes. Y nos duele el alma.

En el posteo Culpables, me refiero a los responsables de la debacle deportiva e institucional de River Plate. Están todos enumerados. En la diversidad de opinión podremos atribuir porcentajes de responsabilidad. Sin embargo la historia, y especialmente el paso del tiempo tendrán, como siempre, la última palabra. El Presidente del descenso de River Plate será Daniel Alberto Passarella. A él le cabe el sayo. No obstante hoy se debe hablar de su ineptitud. Por su particular estilo de conducción, rodeado de hombres que al momento de las elecciones ni tan siquiera eran socios del Club, de subestimar una situación delicadísima, de las contrataciones sin jerarquía (salvo contadas excepciones), de los entrenadores, y de la Comisión Directiva, cuyos miembros no son más que fieles lacayos y a quienes parece no darles vergüenza lo que han conseguido.

Designar a Almeyda como DT, pretende un golpe de efecto muy claro: sacar del medio una vez más a Ramón Díaz, con un nombre respetado por su entrega en la cancha. Ni tan siquiera permite el análisis y debate a propósito de contratar o no al riojano para lo que vendrá. Tampoco se considera a otro entrenador. Sin embargo se expone inútilmente el natural de Azul. Hay un pelotón de fusilamiento esperando. Passarella le preguntó a Almeyda si quiere ir al paredón y este aceptó. Preocupante.

De este modo queda expuesto que no existe proyecto serio para lograr rápidamente el ascenso. La veloz toma de decisiones, muestra necesidad de ir saliendo del paso y calmar a las fieras. Pero que le quede claro a Passarella que la única opción que tiene, dado a su pertinaz deseo de continuar en la presidencia, es salir campeón del Nacional B y salir campeón en el Clausura 2012. Pero el hombre, encerrado en su mundo, arranca subestimando una vez más la situación y también a los riverplatenses.

Las diferencias en fútbol, por lo mediocre que es, son mínimas. Prueba de ello es que el 5º de la temporada de Primera A, no pudo ganarle al 4º del Nacional B. Sin embrago la divisional es bien distinta de lo que conocemos. Ya no es como en aquellos tiempos de los viejos Nacionales, en donde la presencia de River Plate se aguardaba con algarabía y esperando no sea goleado el equipo local en las diferentes provincias. Hoy muy por el contrario, quieren ganarnos. Y el mundo del fútbol estará en vigilia para que así suceda. No se arma un equipo competitivo con facilidad. Para colmo un sexto puesto es un punto medio entre ambas promociones. Ver el caso Rosario Central. Y ojo porque River Plate no divide.

Con esta medida presidencial cuando todavía no cerramos el cajón, se puede vislumbrar un futuro que alcance más de una temporada en Segunda División. Almeyda, Amato, Chamot, Roa y Juan Amador Sánchez, son todos buenos muchachos, pero ¿capaces de ascender a River Plate?. Particularmente creo que serán nuevos soldados devenidos en Ayudantes de Campo del Presidente, que ya alcanzó su Waterloo y que acaso con el transcurso de los días señale una vez más que nadie sabe de fútbol como él, más aún tratándose del fútbol de ascenso por su pasado en Sarmiento de Junín.

Este hombre debió irse. Debe renunciar. Le faltó dignidad ante el mayor fracaso deportivo de la historia de River Plate. Eran visionarias las fraguadas listas que decían Frassarella el 5 de Diciembre de 2009. Es cierto que las opciones de aquella elección eran por lo menos temibles. Pero tuvo tiempo para remontar la cuesta. Desechó el aporte de Caselli por no entregar poder político. Mostró su mezquindad. Lo quiere todo para él. Siente estar por encima de River Plate y así lo demuestra con sus dichos. Es un hombre que no se expresa, salvo en medios condescendientes donde le tiran centros pero ya no cabecea como en la cancha. No habla porque no sabe. Y se dedica a cosas de las que tampoco sabe, como por ejemplo presidir nuestro glorioso Club. Sin embargo debemos reconocer que es un romántico: se comunica por carta. Como cuando era entrenador de Aguilar y pidió indulto hasta diciembre de 2007, o a la hora de la despedida el 14 de noviembre de 2007 o más aquí en el tiempo, a través de la página web del Club. Dijo haberse preparado para ser Presidente de River Plate y 751 días después de su última misiva ya estaba listo y elegido, legítima y democráticamente por su puesto. No obstante 500 días después lo mandó al descenso.

Estoy convencido de que el Presidente Passarella no puede ejercer su cargo. Por falta de capacidad. Y también porque esto es insoslayable, mintió. O no tanto. Acaso dijo la verdad. En su desaparecida página web, señalaba: “Quiero que se diga que aquel que más alto saltaba en la cancha fue el que le hizo pegar al Club el salto más alto en calidad institucional, en rendimiento deportivo y en servicios a los socios”. El salto lo pegó River Plate, pero hacia abajo. Lo mandó a la B. “River volverá a tener normas. De entrenamiento. De equipo. De indumentaria. Y de conducta. Y más. Debemos recuperar la imagen riverplatense. Reinsertar a River a nivel mundial, regional y (aunque parezca increíble) a nivel local. Ser River otra vez”. En realidad lo devolvió a Segunda División como en 1908. También habló de la reventa de entradas: “Se terminará con ese mal endémico. Los negocios deben ser sanos y transparentes y beneficiar al club y a sus socios”. Sin más que agregar. Traten de comprar entradas por internet..Sería extenso continuar con sus promesas electorales. Previendo esto utilicé el guardar como cuando su sitio web aún existía.

Passarella habla del apoyo con que hoy cuenta. Estoy seguro que perdería escandalosamente una elección en este presente. Disculpen quienes lean una arenga golpista. No es la intención, aunque sí espero su dimisión. Algo debe suceder y se impone una revolución. Aunque suene antidemocrático. O alguien imagina a Fidel Castro diciéndole amablemente a Batista que renuncie. No invoco a la violencia. No hace falta. Sí grandeza en por lo menos 17 miembros de Comisión Directiva para forzar su renuncia. Ahí está Bravo, que es Secretario pero no actúa como tal. ¿O sirvió sólo para armar la causa de Pontacuarto?. Inclusive un accionar político de esta naturaleza lo podría ubicar algún día como candidato a Presidente. De lo contrario que no aspire más que a presidir una Sociedad de Fomento.

Dijo Passarella textualmente en ESPN: “Económicamente a River le va a hacer mejor esta categoría”. Este hombre está cuando menos desequilibrado con esta opinión. Porque además de ser así, nos convendría por años permanecer en el Nacional B. Decir que es hincha de Boca fue victimizarlo para las elecciones. No obstante, queda en evidencia su nulo dolor al mandarnos al descenso. No sufre como nosotros. Al día siguiente en C5N y para los que interpretamos mal, fundamentó sus palabras en las diferencias que existirán en los contratos. Pero River Plate tendrá el cuerpo técnico más numeroso que se tenga memoria. Se atribuye un 10 % de responsabilidad en el descenso. Ya su imagen es idéntica al nefasto dictador en el film La Caída. Para colmo nos toma por estúpidos al mencionar que su actual ejercicio tiene un superávit de 20 millones. ¡Y claro. Si no le paga a los jugadores!.

Passarella que no esboza autocrítica alguna, sigue hablando del campeonato económico y perdió el campeonato deportivo. ¿Verdaderamente a alguien le importaría tener un pasivo ligeramente más alto pero estar en Primera División?. Acaba de hacer añicos una historia dorada e irrepetible, forjada por nombres y hombres que nos regalaron un prestigio único, agregándole bajo su mandato una mancha que quedará para siempre. Lo suyo no tiene perdón. Revuelve el cuchillo en la herida en cada una de sus declaraciones. Passarella no sólo es soberbio, personifica a los siete pecados capitales.

En estas horas de dolor, de sufrimiento causado sin necesidad, debemos recordar la influencia de Passarella en las Operaciones Locarno, con Zahavi y Murillo (parte del gobierno oficialista en la actualidad). Debemos tener bien presente su participación las temporadas 2006- 2007. Y está muy bien que hable de Aguilar, puesto que junto con Israel era con los únicos que hablaba en aquellos tiempos. Eran como los Tres Chiflados. Y así nos dejaron. Aguilar e Israel autores intelectuales, Passarella autor material del descenso de River Plate. 

Es una buena señal que algunos futbolistas quieran regresar. Garcé nunca fue una luminaria, pero al menos se crió en el Club. Lux también fatto in casa es buen arquero. Como detalle corresponde agregar que fue el actual Presidente quien prescindió de sus servicios cuando era DT. Ni que hablar de la calidad de Chori Domínguez y Cavenaghi que en sus declaraciones va poniendo en caja al Presidente. Sin embrago, todos son representados por Néstor Sívori, hijo de la leyenda Enrique Omar Sívori, además ex dirigente de River Plate por expreso pedido de Passarella en 1993, y peleado desde hace tiempo con el primer mandamás riverplatense. ¿Me pregunto porqué?. Dijo que se pelearon por un jugador. ¿Habrá sido por un negocio? ¿Vendrán los jugadores de todos modos?.

Desconcierto tiene la nómina de los momentos bisagra para bien y para mal de la historia. El 26 de junio se terminó de escribir la página más negra.

Se habla de una posible convocatoria de acreedores. Aunque el Presidente en su necedad diga lo contrario, esto sucederá tarde o temprano. Esta medida no se ejecuta hoy, porque ningún futbolista vendría a una entidad concursada. Pero falta poco para que lamentablemente sea una realidad. Hablé de esto hace tiempo. Sin embargo hay temas que ya deberían preocuparnos. El único activo de auténtica valía con que cuenta River Plate es el Monumental, ideal para un magnífico emprendimiento inmobiliario. Cuidado. Hubo quienes lo saquearon, habrá quienes quieran venderlo y también quienes deseen comprarlo a River Plate. Ahí anda penando Comunicaciones. Allí anduvo Atlanta a punto de perder sede y cancha. Allá lejos quedó San Lorenzo y su Gasómetro. Decía Liberti: “Hice el estadio bien agarrado al río, porque la próximas generaciones van a ser muy codiciosas, y así no se lo van a poder llevar”. Lamentablemente Liberti no pensó en que podrían venderlo. Le faltó visión al visionario, que sin embargo no se equivocó respecto a las apetencias de sus predecesores.

Si tomamos apenas la última década como muestreo, encontraremos indignos dirigentes para lo que significa la historia directriz de River Plate. En el plano futbolístico, sólo Alejandro Domínguez, Luis González, Fernando Beluschi y Alexis Sánchez han sido dignos de la casaca de la banda roja, por mí considerada como el smoking del fútbol argentino. Demasiado poco. Esto manifiesta una falta alarmante de jerarquía en nuestros planteles a lo largo de diez años a excepción de los valores surgidos de la cantera. Pésimos dirigentes, malos jugadores y falta de conducción. Queda en evidencia que River Plate perdió la categoría… hace rato. 

Por Sr River Plate