¿El fútbol que ya está? ¿El que se viene?

Para muchos sigue habiendo imposibles...

Mientras todos discutimos un torneo de 38 fechas y miramos incrédulos qué hace River Plate en un torneo que se revaluará muchísimo, nadie discutió la estructura, la dependencia y el deficitario fútbol argentino. Mientras varios clubes de la B hacen fuertes inversiones relamiéndose por las ganancias y prestigio que puede dar pelearle a River Plate el torneo de la B yo leo que en un festejo de Velez por el título obtenido, los jugadores aprovecharon para reclamar su plata (en medio del brindis) y recuerdo que Rodrigo Lopez exigió cobrar la deuda que Velez con él antes de pasar a Banfield.

Si esta es la situación del club mejor gestionado en este momento, el club que nos venden como la panacea actual, ¿qué nos queda al resto? El fútbol argentino está listo para el ingreso de inversionistas golondrinas y en el peor de los casos para la privatización de algunos clubes. Una larga decena de clubes ya pasaron por el gerenciamiento (y algunos, casualmente llegaron a primera división, mientras que otros fueron fundidos).

La opinión del hincha y del socio para negar algo tan doloroso se basa en la circunstancias del presente, nada nos puede hacer imaginar que pudieran cambiar esas circunstancias. Hace 2 meses eramos pocos los que reconocíamos que River Plate pudiera descender, las razones para negarlo eran muchísimas pero la realidad actual nos demuestra que son muchas las telarañas que se van tejiendo fuera de nuestra vista y nuestro entendimiento. “la doctrina del shock” es un largísimo estudio de distintas crisis en todo el mundo y el procedimiento sistemático para obtener un resultado. La crisis se provoca y repentinamente se llega a un estado de crisis insoportable en que la sociedad acepta y necesita un cambio drástico que meses antes no hubiera aceptado ni ante la peor pesadilla.

El peligro de las inversiones golondrinas (gerenciamiento de muchísimos clubes que saquearon y luego se fueron dejando en ruinas al club gerenciado) o de las privatizaciones encubiertas (los clubes sanjuaninos son bancados por la Barrygold, Belgrano es gerenciado por un grupo con Santo Biassatti como una cabeza y eso me lleva a pensar en Clorin) y ni hablar de los casos muy dudosos (Racing era un club en ruinas y repentinamente hace las incorporaciones más altas del mercado gracias a un inversionista “secreto” al que nadie duda a quien deben señalar, Arsenal no necesita que se escriba mucho cuando su presidente es Grondona).

Los desmanejos de la AFA y la falta de controles del ente que regula a todas las entidades del fútbol argentino como así tampoco del socio que invierte en el fútbol (leáse el gobierno nacional), arman el campo fértil para esas personas que luego se van dejando la barbarie a la vista de todos los desapesadumbrados socios. Nadie puede olvidar que los clubes llegaron a la situación actual gracias a la plata que el mandamás entregaba como canilla libre a los presidentes corruptos e ineptos y luego todos los clubes quedan como deudores.

La desesperación de encontrarnos en la B, la deuda monstruosa de 200 millones de pesos, brutal desmanejo del club, mortal batalla política de la oposición con el gobierno, internas del gobierno y desconfianza de los distintos grupos de oposición, son campo fértil para los buscadores de ganancias rápidas. Nadie puede olvidar que River Plate sigue siendo un manjar para los “inversores buitres”, una ganancia segura y rápida, la “marca” River Plate es la miel que atrae a las inversiones y nuestra situación hace que sea muy fácil quitarnos los dineros que van llegando.

Mientras algunos siguen hablando de imposibles, debemos entender que todo es posible si seguimos descuidados y minimizando o ninguneando las palabras de otros diciendo que son “pelotudeces”. Estamos en el mundo del revés y debemos trabajar duro para que River Plate vuelva a ser lo que era, siendo muy realistas y no cerrando los ojos a los problemas que acechan.

Es hora de pensar que el club se gestiona solo (palabras del ex vicepresidente de Aguilaucha) como si estuviera en piloto automático, una forma fácil de dejar el club en manos de los corruptos para que hagan lo que quieran.

Por Charro.