Caos y delirio, goles y una pizca de fútbol

La gente ya no sabe que hacer para estar presente en el Monumental

¿Qué palabra describe este momento de River Plate? Hay una fiebre de pasión difícil de hacer entender a quien no la siente. El Monumental es una fiesta y arde desde temprano, la expectativa que despierta un equipo que puede llegar a brindar un buen espectáculo, más la necesidad de ganar y de volver a ver a River Plate en el lugar de donde nunca debió salir, están provocando una marea humana delirante vestida de blanco y rojo. Las palabras delirio, carnaval y campeón vuelven a sonar en el Monumental por más que recién estemos en la tercera fecha y con un equipo en formación con varios pibes que hace un año no estaban ni siquiera en quinta división y un par de monstruos que varios dirigentes pretendieron hacernos creer que eran ex jugadores. El Monumental vive una locura que apenas se explica con la palabra River Plate.

Una hora antes de empezar el partido se veían grandes discusiones entre los controles y la gente que estaba desesperada por ingresar a las tribunas San Martín y Belgrano altas. Estas tribunas son las preferidas de los socios y al mismo tiempo eran tribunas que se pusieron a la venta a muy alto precio. Entre la sobreventa, los colados amigos de los policías, de los dirigentes, de los controles, de los negocios de la barra y los vivos que se aprovechan de las situaciones caóticas, la furia se apoderó de varios cientos de hinchas hasta que faltando 15 minutos para empezar el partido, la ebullición hizo que se abrieran los molinetes al grito de “sepan que van a estar parados, la tribuna está repleta y no hay lugar, después no se quejen y recuerden que ustedes quieren ver el partido así”. La desorganización y la imprudencia de siempre, las mismas razones que provocaron que la cola de los policías que debían cobrar las horas extras se hiciera justo en la salida de los hinchas de la tribuna San Martin alta. La felicidad es la única explicación que impidió que después de 35 minutos de espera y el deseo de volver a casa no se haya convertido en una tragedia por el embudo que armaban contra las rejas o en un enfrentamiento con esos policías que no se mueven hasta no recibir una orden por más que la lógica les indique que debían moverse. En fin...

La situación en las otras tribunas no fue mucho mejor, porque exceptuando los bordes laterales de la Belgrano y San Martín media y baja, en todos lados se veía a la gente parada intentando ver el partido desde algún lugar. La furia y la bronca se aplacaron automáticamente al ver salir al equipo y la pitada inicial del árbitro marcó el punto de partida para el delirio que se hizo imposible de frenar en cuanto River convirtió su primer gol. El gozo que se vive en las tribunas, la pasión que flota sobre el Monumental no tiene palabras, no se guía por la lógica del juego ni por lo que alguien pudiera explicar, simplemente hay que estar ahí y dejarse llevar por la pasión hermanada de todos los hinchas.

¿Qué se puede decir del partido? River Plate sigue sin ser dentro de la cancha quien pretende ser pero lo sigue intentando. Mientras River Plate hace el gasto y busca, la defensa sigue siendo guerrera y no se deja llevar por delante. La entrega y el frontón que está construyendo el león Almeyda supera también toda lógica y mi capacidad de descripción, hoy estuvo el Checho Batista en la cancha y como conocedor del puesto que es, no tengo dudas que la única razón por la cual no está en la selección es la edad. Cualquier equipo que hoy quiere atacar a River, sabe que antes debe pasar a esta incansable muralla y si logra pasar y armar una jugada algo limpia, encuentran el segundo escollo, la dupla Maidana- Ferrero tampoco da respiro. Aún tienen desacoples, aún sufren cuando les llegan limpio por alguna pelota perdida con cierta irresponsabilidad en la media cancha, pero a nadie se la dejan fácil. Claro, como no va a estar alicaído un rival si después de semejante esfuerzo para llegar al arco millonario, todavía hay que pasar a JP Carrizo.

El nivel extraordinario de Almeyda provoca que no se hable del excelente nivel que demuestra Maidana, Passarella vuelve a demostrar que conoce muy bien el puesto donde él jugó porque las mejores compras siguen siendo Maidana y Ferrero (no cuento al "gana partidos" Carrizo porque ya sabíamos qué nos podía dar y está cumpliendo nuestros deseos). No solamente son buenos jugadores, son inteligentes y experimentados en situaciones como las que te coloca jugar en River Plate, llevan la responsabilidad con soltura y saben cuando tirarla lejos, cuando salir jugando, cuando poner la pierna dura y fundamentalmente, saben hacer los relevos (una de las tareas que cubre con perfección el Pelado). No es de extrañar ver a uno de estos 3 jugadores cubriendo a algún otro jugador en defensa. Hoy, más que el juego soñado, lo que transmite River Plate desde la cancha hacia la tribuna es el deseo permanente de ganar y de entregar hasta lo que no tienen por conseguir ese objetivo. Hoy nadie puede decir que la entrega de los 14 jugadores que entran a la cancha no es absoluta. Hoy, quien quiera venir a tocarle la oreja al más grande, sabe a lo que se enfrenta, volvemos a los días en que los rivales sufrían por venir al Monumental, el nivel todavía no es el ideal pero la actitud ya está donde debía estar. La dignidad que demuestran estos jugadores al ponerse la banda roja y el compromiso que se ve en todo tipo de actitudes debe tenerse en cuenta (el burrito concentrado con sus compañeros a pesar de no poder jugar, Pavone siendo el primero en entrar al vestuario aún cuando no debió concentrar, los pibes a quienes no le queman las pelotas a la hora de avanzar..).

La verdad es que a este River Plate por ahora no le sobra nada, por ahora somos una promesa con algunas confirmaciones, por ahora merecemos pero sufrimos, por ahora sumamos pero arriesgamos innecesariamente, por ahora el balance juventud – experiencia va marcando el camino, por ahora la onda positiva de todo River Plate no tiene grietas. Ahora hay que seguir trabajando para que a todas estas cosas se le sume el juego que nos ayude a ganar con algo más de soltura y podamos disfrutar los partidos desde la tranquilidad y no desde la pasión que oculta el temor a que alguna pelota loca quiera entrar en nuestro arco.

Como vengo diciendo, estamos encaminados y lo mejor que nos puede pasar es seguir sumando, mientras tanto, hay que encontrar el buen juego que nos de tranquilidad y temor a los rivales.

Por Charro.