La felicidad por un gol en el minuto final...

 La unión y el compromiso del equipo es fundamental. Que bueno es verlos festejar.

Que felicidad. Milagros de internet mediante y haciendo magia para mantener mis ojos abiertos escribo este posteo. Claro, con un gol de Pavone en el descuento del partido, con el alivio de decir 28 puntos, con la felicidad de haber copado Santa Fe y con la ilusión de escaparle al “fantasmita”; no hay ningún sacrificio, simplemente es satisfacción.

Ya no se pregunta cual es el sustento para la pasión o la guía para la locura, ya no es pagar una platea visitante, ahora se cuentan por decenas las personas que viajaron hasta Santa Fe sin entradas a la espera de un milagro o con la tranquilidad de hacer hasta el último esfuerzo por seguir al millonario. Jugar un sábado es atípico como extraño fue ver a una treintena de hinchas de River retirándose unas horas antes del partido por el derecho de admisión (dicen que eran de Hurlingham y después se escuchó acerca de problemas porque estaban la gente del oeste "calzados" en las afueras, como fuera, hubo poca gente de la barra pero estaban muy preparados organizativamente para el combate). 

Viajar a Santa Fe es muy divertido cuando se hace entre amigos en un auto (el mate, los naipes, el morfi, las charlas futboleras, las anécdotas de otros vaijes...), o cuando se hace en más de una veintena de combis o más de una docena de micros (que son maltratados y demorados lo máximo posible en cada peaje y en las cercanías a la cancha). Escuchar tonadas cordobesas y santafesinas entre tanto porteño es diferente pero se hace muy divertido a la hora de escuchar la inventiva de los insultos. Estacionar frente a los monoblocks ya da cierta adrenalina (no tanta como utilizar la otra posibilidad que da la policía como salida visitante de la cancha, cruzar la ruta y meterse en la villa mientras la gente de Colón espera en las salidas de dicha villa) pero nada se compara como ser dirigidos por la policía para entrar al club y volver a salir para ser cacheados frente a los monoblocks antes de entrar a la cancha (a esto llaman seguridad?).

Al entrar en la popular se veía a la policía haciendo un cordón para que no se ocupara un cuarto de la popular y se podía ver el partido de reserva con el arquero camerunés como sorpresiva figura. El cordón policial, a pesar de haber puesto sogas, escudos y muchos policías, rapidamente entendieron que sería una masacre. El hecho de haber puesto una boletería para vender populares en la cancha provocó que los riverplatenses porteños que se hicieron la patriada pudieran entrar (mucha seguridad pero cuando ven el negocio no pueden ponerle fin) y se rebalsó la capacidad de la popular en algunos miles. Se ocupó toda la popular y aún así la gente estaba en el pasillo sin mirar el partido porque no había lugar, como siempre digo, no hay cancha que aguante la inexplicable pasión millonaria

La reserva fue un buen aperitivo. Un desastroso arquero (le faltan todos los fundamentos del puesto más allá de las condiciones que tenga) provocó que al iniciarse el segundo tiempo estuviéramos 2 tantos abajo. El partido era un baile en el cual los sabaleros hacían lo que querían ante un equipo sin ganas (para ser más preciso, regalado) hasta que repentinamente vino el descuento y una expulsión santafesina. Lo bueno de este partido es que entendí el famoso arreglo entre la AFA y DAP. Los arbitrajes nos ayudan en la reserva (¿por eso eramos punteros hace 3 fechas?), a las 2 merecidas tarjetas rojas de los santafesinos se sucedieron varios foules a nuestro favor que hicieron exasperar al rival. Ahora solo faltaría que alguien avise que no nos regalen en reserva y no nos roben en primera y vamos a estar todos un poco más contentos…

La verdad es que vi el partido desde la tribuna y no pude ver ni goles ni partido por otro medio. Las primeras sensaciones fueron la bronca por el no respetado minuto de silencio por la muerto del negro Ramos Delgado (sería bueno hacer algo digno el miércoles próximo) y la incredulidad por los goles que River se perdió en el primer tiempo bajo el arco, o el penal clarísimo que vi a Lamela (mis amigos me decían que estaba loco pero en Baires, vía celular, me dieron la razón). Terminar perdiendo un primer tiempo sin haber hecho el mejor partido pero habiendo creado situaciones muy claras era un bajón y nos dejaba preocupados para el segundo tiempo. Ballón no hacía mal las cosas (era intermitente pero terminó sin aire el partido) y Acevedo las hacía muy bien (para nuestro gusto la figura del partido, tal vez el principal error de Cappa el no haberlo utilizado y el principal acierto de JJ), Ferrero había empezado nervioso (es un partido especial para él) y Maidana y Román (el mejor partido del paraguayo) transmitían personalidad en medio de aciertos y errores mientras Lamela y el Burrito seguían sin engancharse plenamente en el partido. Como siempre, la pelea del Tanque era casi heroica y JP se mandaba de las suya (el mano a mano que sacó con el pie fue tan extraordinario como absurda fue su salida fuera del área para pelear una pelota o alguna salida en falso)..

Los cambios del segundo fueron muy buenos. Darle descanso al Burrito era necesario (más teniendo en cuenta que el miércoles hay otro partido), insisto en que Funes Mori y el Tanque pueden estar juntos. Varios jugadores se afianzaron y no extrañó que River pudiera llegar, un cabezazo en soledad de Maidana se fue increíblemente por poco (eligió perfectamente el lugar pero falló), Acevedo se hacía cargo de distribuir el balón en el medio, Pereyra molestaba con sus ataques y arriba Pavone y FM presionaban bien (lástima que no entró el tiro que pegó en el palo, hubiera sido antológico). Hacía mucho que no se veía que River llegara al gol como siempre intentó hacerlo. Varios toques entre distintos jugadores finalizaron en los pies de Lamela quien definió exquisitamente. Por fin el alivio, por fin una definición como corresponde, por fin la pelota infló la red…

Para muchos Lamela pudo ser figura (un penal y un gol) pero para mi le está faltando sangre. Es muy difícil no ser afectado por la exposición que da ser jugador de River y este es un buen momento para frenar un poco la situación. Lanzini le da otra explosión (la lesión logró que no estuviera tanto tiempo expuesto y parece que entendió mejor las reglas del juego). Lanzini es más audaz, busca otra velocidad e intenta ser más receptivo del balón, le gusta participar y por ello no extrañó que hubiera participado de la última jugada.

Una jugada milagrosa, una alegría para mantener la esperanza, un gol para  tranquilizarnos, una felicidad para tener una enorme sonrisa hasta el miércoles cuando enfrentemos al rival más duro que tendrá la posibilidad de festejar en el Monumental. Nuestro objetivo sigue siendo claro y JJ nos muestra el camino, hay que sumar y si puede ser de a 3 mejor pero nunca desordenarse o perder la posibilidad de de sumar (el ingreso del uruguayo Diaz es un claro mensaje). Este River se da ciertos lujos pero mantiene la mente en los puntos. Gracias JJ.

Por Charro.