Preocupante, ¿Hacia donde vamos?

¿Ver nuestra realidad y la de otros equipos no debería movilizarnos a todos a pensar?

¿Alguien se acuerda cual fue el último partido en el cual hubo 20 mil visitantes? No puedo creer que estemos felices por algo que debería ser cotidiano. Cuando hablamos que al fútbol argentino lo están matando, una de las razones obvias es esta. Dirigentes corruptos e ineptos que inventan medidas que arruinan un espectáculo/negocio.

Más allá de esto y del tema futbolístico (lo que más dolor de cabeza nos da), hubo otro tema que me preocupó muchísimo. Hace rato que hablamos de la bosterización cultural que sufrió nuestro club en este siglo (el posteo del Charro en que alguien ingresó para menospreciar a un ídolo de más de una generación y máximo referente del juego vistoso de nuestro club, lo muestra claramente). Es mucho más barato ser hincha de una hinchada que de un buen equipo. Al buen equipo hay que armarlo, pagarle a buenos jugadores, mantenerlos competitivamente, es difícil retenerlos, se necesitan jugadores con personalidad que no cierran la boca, jugadores del club que conocen a los dirigentes, son parte de una competencia donde hay otros equipos que pretenden lo mismo e implican un plan de gobierno y una política concensuada por todas las agrupaciones. Para convencer a los hinchas de alentar y seguirlo a todos lados no hace falta mucho, alcanza con pagar una barra que silencie a los que piensan diferente y que sea cómplice en los negociados, darle algunos privilegios a algunas filiales, hacerse socio de algunos multimedios para tener su complicidad y convencer a la gente que los jugadores no son importantes sino que los importantes son solo los hinchas (si encima nos convencen que todo lo que hacemos por un River Plate deteriorado en milagroso, mejor).

Estar en Avellaneda implicó ver las peores partes de los 80 y de este siglo. Hace muchísimos años que no veía grupos con más ganas de llevarse algún “souvenir” de algún hincha de River Plate que de alentar (grupos que estan atentos de los descuidados). El ambiente está raro, es un polvorín en que cualquier cosa puede provocar la bronca interna de cada hincha. Uno va caminando tranquilamente a la cancha 2 horas antes del inicio del partido y un loquito alcoholizado puede dar un empujón diciendo “canten cagones, por Uds estamos en la B”, o se puede estar en la tribuna preocupado por el partido mientras algún otro enfurecido grita lo mismo que el alcoholizado de afuera o puede asistir a la pelea de algunas personas porque cantan “yo te alentaba sin saber porqué, ahora se… me chupa un huevo la B”. Cada uno le puede dar un sentido diferente a esta canción y opinar diferente sobre la situación actual pero estar listos para la pelea pasa a ser una locura. El aguante ya es más que una cultura, es para vanagloriarse y pelearse. Es más importante cantar por la barra (en Avellaneda tuvieron el buen gusto de entrar antes que el equipo), sus peleas y su aguante, cantar con melodías y letras sin aliento para los momentos del partido que se necesitan pero que nos cuentan que los "borrachos" alientan, que preocuparse por el equipo.

Lo peor de todo lo vi a la salida. Las 20 mil personas saliendo hacia las avenidas y de pronto una persona frenando a todos lo hinchas para que aparezca la barra y pudiera salir con “los trapos”. No es fácil frenar una marea humana pero la barra lo tiene todo estudiado y a base de amedrentamiento lo logra. Unas palabras y una mirada alcanzan. Alcanzan para que aparezca un policía y le de un beso acompañado por un “que haces flaco, como andas?”, a la persona que encabezaba el grupo de la barra (no creo que hayan sido 100 personas). Es bueno recordar que estábamos en Avellaneda y no en Nuñez y que era policía de la Provincia (los contactos de estos tipos son maravillosos). En los siguientes minutos vi como escapaban todos las personas que tenían puestos ambulantes y escuché a algunos diciendo “ya les di 4 cervezas, no tengo más”, “no me dejaron un paty”, “le tengo que pagar al dueño”…

Volver a la barra desmadrada y sin códigos puede ser un doble problema. Sumado al hecho de que son delincuentes, ahora hay que sumarle que ya no les importa nada y ni siquiera cuidan su real negocio. Si empiezan a pensar que son dueños, estaremos en un nuevo peligro más serio (ayer se los podía ver en el club mientras se estaban preparando los recitales).

Otra cosa lastimosa para quienes fuimos, fue ver el estado en que está Independiente. Que no desciendan CASLA y CAI es un milagro (comúnmente llamado Padrino). La hermosa pileta de CAI que está detrás de la popular, está abandonada, con basura sobre un manto de agua y todas las baldosas de los bordes destruidos, hasta los trampolines estan rotos. La tribuna restante que falta terminar (que se pagaría sola con la venta de entradas en un par de partidos si permitieran público visitante) está abandonada.

Ver que un club modelo de los años 80 está en estado de absoluto abandono y es tierra de nadie debería ponernos a pensar. Cambiaron la mentalidad del hincha (solo los bosteros hablaban de la 12 y no tenían jugadores como ídolos), nos acercaron a una situación como la de Racing (solo el gobierno de un presidente hincha de ese club pudo perdonarles que fundieran) y habrá que luchar para no ser dominados por una barra (como le pasó a CAI).

La situación del fútbol argentino es lamentable, los problemas sociales son serios, la violencia está a flor de piel y los hinchas de River Plate ya no les importa como, solo quieren dejar de sufrir, todos quieren salir a la cancha ganando 5 a 0 y ascender 10 fechas antes de terminar el torneo. Ya no se discuten los comos sino que por arte de magia deben estar.

Así es como se corren demasiados riesgos.

Por Charro.