Que no se lo coma...

Ojalá que en este caso, el personaje no se coma al entrenador

Esta semana los medios nos despertaron con una polémica que los entretiene y les da muchísimos dividendos. Previo al partido contra Estudiantes, las preguntas para Cappa rondaban acerca del partido y el ánimo por la victoria anterior pero en medio de eso se filtraba “¿Te preocupa como será el recibimiento de la gente de Estudiantes?”. Finalizado el partido volvieron a caerle al entrenador en busca de su opinión del partido y cualquier frase hubiera servido para prender el ventilador. Los medios encontraron la frase que podía ayudarlos y salieron raudamente en busca de Verón, quien quiso sacarse todas las broncas redimiendo al pincharrata de fines de los 60 y tiró munición muy gruesa. Así podríamos haber seguido un rato largo si Cappa no hubiera tomado una decisión que puede abrir un paréntesis al tema o armar una gran fogata según la decisión de los protagonistas.

Cappa decidió utilizar su blog para responder, se descargó y aclaró todos los puntos según su deseo sin dejar lugar a nuevas interpretaciones ni hacerle el caldo gordo a algún periodista.

Toda esta situación, además de mantener vivas las opiniones futbolísticas más allá de las conveniencias mediáticas (muy interesante como disparador la opinión de SrRP en el posteo anterior), me sirvió como disparador para 2 temas que vienen dando vuelta por mi cabeza hace rato. Una tiene que ver con la actualidad porque, casualmente, surgió políticamente esta semana el tema, la importancia que van tomando las redes sociales (facebook, twitter e incluidos los blogs) frente al descreimiento que tienen hoy los poderosos medios de comunicación. El otro disparador tiene que ver con la pelea que hay hoy en día entre el entrenador de fútbol (también vale en menor medida para algunos jugadores) y el “personaje mediático” o el “personaje representativo de gran parte de la sociedad”.

Voy a empezar por este segundo punto y luego seguiremos con el anterior (supongo que será menos conflictivo). Hace 3 décadas (mierda como pasa el tiempo!, que frase de viejo) el fútbol argentino presentó una falsa dicotomía (a mi modesto entender) entre fútbol bien jugado y mal jugado. Era falsa, para mi, porque ambos estilos podían ser bien o mal jugados pero probablemente uno resultara mucho más vistoso que el otro, si la discusión hubiera sido esta última, seguramente no hubiera durado tanto ni hubiera sido tan sangrienta. Para seguir con la falacia de la discusión se tomaron a 2 maestros de esos estilos y únicos representantes dignos de ellos, por un lado Menotti y del otro Bilardo. Todos debían estar al lado de uno u otro y así surgieron las grandes injusticias hacia muchos técnicos que no querían estar limitados a estas posturas y desplegaron en muchos casos un fútbol superior e intermedio a ambos extremos, sin embargo, lo más importante que surgió fue la necesidad absurda de éstos personajes de defender sus posturas a cualquier precio y así fue como nacieron 2 personajes mediáticos llenos de defectos que fueron comiendo y triturando a 2 muy buenos entrenadores con estilos bien definidos.

Ambos técnicos empezaron a alimentar sus egos, a darle una importancia fundamental a los periodistas chupamedias porque debían sobrevivir a una guerra mediática y dejaron de oír las críticas porque cada opinión contraria significaba supuestamente un ataque, las peleas consumían mucho tiempo y energía dejando a ambos personajes fuera de la competencia. Tanto Menotti como Bilardo dejaron de ganar y tener equipos que regularmente pudieran ejecutar sus ideas futbolísticas, cada uno tuvo alguna pequeña ráfaga que no sirvió siquiera para enorgullecerse de los logros. Ambos quedaron estancados en sus esquemas y fueron superados rápidamente por jóvenes entrenadores que supieron tomar lo que mejor les pareció de ambos. El mismo camino mediático siguió el Bambino Veira, no muy lejos están el cholo Simeone y Basile y están caminando peligrosamente en ese sendero el tolo Gallego y Caruso Lombardi. En estos casos no hay tanta pelea sino la incapacidad para separar su trabajo de la presión mediática y una voracidad por aparecer en los medios. Más allá del cariño que le tengo al Tolo y a la pena que me da cuando algún talentoso pierde su capacidad para demostrar el talento por caer en las redes de la vanidad o narcisismo, tengo miedo de que un nuevo ejemplo sea nuestro entrenador Angel Cappa.

La necesidad de mostrar claridad y superioridad, la necesidad de convencer más filosóficamente que deportivamente, pueden llevar a Cappa a un peligroso autismo. Sospecho que algo similar pudo haberle pasado al Passarella entrenador (casualmente después de dirigir también la selección nacional) y puede ser peligroso para River, que nuestro actual entrenador caiga en las mismas redes.

Como sea, nuestro entrenador puede sacar ventaja del silencio oportuno para descargarse luego en su blog… lo cual me da pie para el siguiente posteo…

CONTINUARA (próximamente en su blog amigo).

Por Charro.