Enamorados de una chilena

Una buena síntesis, esa chilena de Francescoli fue un himno al fútbol

Veinte años no es nada… tal vez 25 tampoco pero lo cierto es que aún hoy puedo ver como Enzo se elevaba para suspenderse en el aire en la noche marplatense del 8 de febrero de 1986 y nos daba una de las tantas alegrías inmensas que nos supo dar. No necesito ver el video porque entre mi retina y mi memoria quedó grabada esa pirueta mágica que nos regaló el uruguayo. Para quienes no lo vivieron, no es fácil explicarles porqué tanto recuerdo por un "gol más" o por un gol que no fue "por los puntos" pero así es. River jugaba un partido de verano frente a una buena selección de Polonia que ya no estaba en la cúspide, ¿que podía motivar semejante alegría y que quedara en la memoria de todos los hinchas de River?

Era un partido emotivo, faltaban menos de 10 minutos y River estaba perdiendo 4 a 2, sin embargo nada hacía presagiar lo que vendría. Una buena combinación permitió que Enzo convirtiera un gol a los 83 minutos y que luego los jugadores millonarios se fueran alocadamente en busca del empate. No importaba que estuvieran en medio de la pretemporada ni que fuera un partido "amistoso", la gente estaba expectante porque sabíamos que ese River acostumbraba dar todo de sí. En el minuto final del partido llegó lo que todos soñábamos, Centurión convirtió con un cabezazo y el público comenzó a festejar el empate ante una selección europea que traía varios pergaminos encima. Para muchos ya estaba, el espectáculo estaba servido y los organizadores estaban satisfechos pero el árbitro adicionó 3 minutos y cuando nadie lo esperaba el Beto tiró un centro desde la derecha a unos 40 metros del arco hacia la izquierda del área, Ruggeri le ganó a su defensor y logró conectar el balón hacia el punto penal donde se estaba colocando Enzo, éste hizo lo que nadie esperaba, puso el pecho, levantó la pelota e inventó una chilena perfecta que dejó parado al atónito arquero e inició el alocado festejo de todo el país.

No fue el desenlace cinematográfico de un partido de verano, no fue el gol más importante de la historia del club ni siquiera fue la mejor chilena que hayamos visto (la de Crespo a Sporting Cristal por la Copa Libertadores 96 fue más perfecta) pero tuvo todos los ingredientes para hacer un resumen de lo que es la belleza y la pasión del fútbol. El festejo general de la gente que estaba en la cancha se unió al de los jugadores y al de todos los televidentes que salimos a gritarlo a la calle como si hubiera valido un campeonato. ¿Cómo se explica?

Así es el fútbol, así son los ídolos, así somos los hinchas, así somos la gente de River. No valía por los puntos pero fue el gol del Enzo que todos llevamos en el corazón, el gol que resume su calidad, las emociones que nos despertaban ese River del Enzo y del Beto, la sensación de que ellos podían darnos todo lo que soñábamos, la pureza del fútbol resumido en el grito apasionado de todos (desde Enzo hasta el último hincha que lo oía e imaginaba en una radio). No "valía" nada pero todos lo gritamos igual, con la boca abierta a más no poder, gritando hasta que saliera la última gota de aire de nuestro pulmones, con alguna lágrima saliendo de los ojos y abrazándonos con quien estaba al lado.

Si, fue una postal del fútbol. La pasión no se explica, por eso, simplemente sigamos diciendo gracias Enzo por esa chilena hermosa que quedó en nuestros corazones.

Por Charro.