Domingo de felicidad

Un domingo con tribunas como hace mucho no se permitían ver

Ir a la cancha a ver a River Plate sin dudas es una experiencia especial, una experiencia digna de ser estudiada. Horas antes del partido las adyacencias de Parque Patricios se llenaron de puesteros de “merchandising” y parrillas, colectivos en desuso que llegaron de todos los lugares imaginables del Gran Buenos Aires, miles de personas saludándose mientras buscaban su cerveza o el fernet. Una tarde entre amigos como aperitivo a la fiesta. Decenas de filiales organizadas, centenares de autos estacionados por todo el barrio y otros tantos llegando por los medios de transporte de la ciudad. Ya se percibía el espíritu futbolero de los domingos, ese espíritu que mamamos los hinchas de fútbol desde chicos y que hace rato nos quieren robar los dirigentes del fútbol y la seguridad (?)

Faltando menos de una hora para el partido, todos tenían apuro por entrar y la policía nuevamente hizo gala de su ineficiencia (adrede o de puro inútiles). Todos entando por una ancha avenida como es Amancio Alcorta y de pronto cortada por unas vallas para que se entre en grupos reducidos (en el primer vallado se podía entrar en 5 filas y en el siguiente vallado solo de a 2). Un embudo planificado para que 4 policías montados con bastón en mano estuvieran listos para pegar al primer empujón (consecuencia obvia cuando el enjambre de gente no se mueve por más de 5 minutos y los que empujan están a 20 metros de quienes están frente a los bastones). No contentos con ello, ahora todos los policías llevan un tarro en aerosol que es algún tipo de gas lacrimógeno para tirarle a toda persona que es empujada (es obvio que nadie en su sano juicio va a empujar a un policía que tiene un bastón de madera y un gas lacrimógeno si no es empujado desde atrás).

Este dispositivo se repitió 3 veces y las consecuencias siempre fueron las mismas, empujones, corridas, palazos y muchísima gente que entró sin entradas. El operativo fue doblemente ineficaz, golpearon innecesariamente a cualquiera y dejaron entrar a cualquiera hasta que llegó un momento en que prohibieron la entrada a quienes compraron la entrada. Más ineficientes imposible.

Se diría que ya pasó mucha agua bajo el puente como para que hayan aprendido pero un policía me dio una simple respuesta cuando se le recriminaba el accionar policial. “Que queres que hagamos? Son un montón”. Lo que siempre dije, como son inútiles la respuesta es que vaya poca gente a la cancha para poder pegar mejor. Así es que armaron un enrejado en la popular visitante para alejar al público de la platea local (habilitada solo la mitad, o sea que estaban a 50 metros) y la presión de la gente hizo que se rompiera la puerta que impedía el ingreso a ese sector. Más de un centenar de hinchas se alojaron pacíficamente en ese sector prohibido y simplemente se pusieron dos columnas de cabezas de tortugas para prevenir (una con los hinchas de River y otra en la platea vacía). Santo remedio, ningún inconveniente. Prevención sin represión y no hubo siquiera una hipótesis de conflicto. Fueron más tranquilas estas personas que los centenares que estuvieron en la calle de la tribuna porque no había lugar en la popular y estaban cantando sin mirar el partido (nueva costumbre preocupante).

Todos queríamos abrazar a Aguirre, pulpo y goleador, que más se le podía pedir a su tarde perfecta

En fin, por fortuna, toda esta locura se sobrelleva o es el sacrificio por disfrutar ver a River Plate. Un precio alto pero que después tiene cierta compensación cuando se entra a la tribuna. Ver a nuestro equipo y que encima responda en la cancha es suficiente para armar la locura en la popular. 2 horas de locura y cantos permanentes, la gente de Huracán quiso demostrar que eran locales pero les fue imposible porque la gente de River Plate entra en trance, nada nos detiene en el objetivo único de volver al lugar que nos corresponde.

Por buena suerte, en la cancha también empieza a aparecer el equipo y transmite momentos de buen fútbol, se nota el proceso y empiezan a haber algunas sociedades interesantes. En el primer tiempo los jugadores se movieron mucho y dieron la posibilidad crear y encontrar espacios vacíos. Un gran sacrificio del mediocampo, Aguirre en un primer tiempo perfecto perseguía a todos y luego ganaba las espaldas de los mediocampistas del globo, abría para Sanchez que a la hora de correr nadie puede alcanzarlo y Vella lo acompañaba para darle espacios y armar la sociedad por derecha, por la izquierda Ocampos también se mostraba y se entendía con Arano. Finalmente, Ríos hizo un gran trabajo reteniendo la pelota, tocando rápido, siendo la descarga y hasta abriendo espacios fue muy inteligente y generoso con Cavenaghi que hoy no anduvo fino con el arco pero estuvo provocando el error en los defensores rivales. Un gran primer tiempo, con una figura descollante como Aguirre (merecidos 2 goles y el segundo entrará en el recuerdo) y muchos puntos muy altos. Chichizola se sigue afianzando (vuelve a ser el de principio de año), Cirigliano también se va agrandando y hace un trabajo muy limpio y solidario, así como se puede decir que Maidana ya está recuperando su nivel. Lamentablemente, Ferrero tuvo una de sus peores jornadas y no se cansó de cometer errores, siendo el punto más flojo.

Volvimos a jugar un domingo, en una cancha de primera, con un grande de la Argentina. Volvimos a dar el espectáculo y a demostrar quien es River Plate. Una buena tarde para salir del soponcio en que nos metieron y recordar las grandes y gloriosas tardes de nuestro fútbol.

Esperemos que estemos en el camino de recuperar nuestro fútbol y después podamos recuperar el resto de la gran cantidad de cosas que perdimos. Ahora seguiran las grandes pruebas que marcarán nuestro real presente, Instituto y Gimnasia de Jujuy serán rivales que nos señalarán cuanto nos falta realmente. Recién estamos en el primer cuarto del torneo, hay mucho camino por desandar y nada será definitivo pero será bueno que el equipo sienta tranquilidad.

Por Charro.