Los primeros 100 días

Passarella no puede estar mucho mejor...

Recuerdo muy bien las 2 primeras veces que le grité a mi viejo, le falté el “respeto” y él no hizo nada al respecto. La primera fue al día siguiente de la invasión de las Malvinas, cuando mi viejo me dijo que era la estupidez más grande y que volveríamos con el rabo entre las patas con desastrosas consecuencias porque no entendíamos lo que significaba una guerra. Recuerdo que le gritaba que no era argentino, que recuperaríamos las islas, que los ingleses no vendrían o se irían de rodillas y todas las cosas que escuchaba en la escuela.

La segunda fue cuando a principios del 84 mi viejo me dijo que Alfonsín no terminaría su mandato y que nunca tendría la manija de su gobierno. Había perdido una “simple” votación en el congreso por una nueva ley sindical y todos los chicos no sabíamos nada sobre la política, pero repetíamos que con la democracia se educa, se come y se cura; todos simpatizábamos con algunos de los partidos políticos renacidos y teníamos fanatismo democrático.

Las dos veces mi viejo tuvo razón y no me dijo nada porque supo que era muy chico para entender y la experiencia me haría comprender sus palabras. En los 90 pude entender más sobre los procesos y sobre la importancia de los 100 primeros días de gobierno. Son los días que delinean el futuro de un gobierno, son críticos y fundamentales porque el gobierno debe afirmarse, posicionarse y determinar cuales serán sus prioridades que serán la base para su futura obra. A partir de aquí, la oposición y los seguidores del gobierno, sabrán cual es el camino elegido y el gobierno allanará la ruta que desandará en el futuro.

El gobierno anterior deja una estructura que le responde porque los conoce y teme a lo nuevo, el nuevo gobierno llega sin saber donde está pisando y cada pisada intenta ser segura. El único apoyo en ese momento es el poder de los votos obtenidos, el ímpetu de la victoria y la posición expectante de la oposición y de las estructuras anteriores. Es el momento de mayor fortaleza y debilidad, el momento de mayor incertidumbre y entereza.

En este panorama el nuevo gobierno prioriza un par de temas fundamentales para sus ideales de los próximos 4 años y para concretarlos decide la forma en que los conseguirá. Puede sentirse muy fuerte y elegir la confrontación que llevará a doblegar a posibles “enemigos” pero al mismo tiempo tendrá siempre una espada de Damocles en su espalda y debilitará su imagen haciendo peligrar sus ideas, puede preferir el diálogo y el consenso (muchas veces depende de la oposición que haya) pero deberá ser un gran equilibrista para no parecer débil y al mismo tiempo conseguir el apoyo a sus ideas sin desistir de sus ideales, también puede elegir “transar”, entregándose a los deseos de los “otros” o peor aún, puede entregarle el poder a algunos grupos económicos que harán más fácil el tránsito por los días de gobierno pero lo convertirán en un simple títere ricachón.

Todo esto lo definen los primeros 100 días. A nivel nacional se puede mostrar a Alfonsín, Menen o De la Rua para verificar esta afirmación pero no hace falta ir tan lejos. En River puede recordarse a Dávicce, quien llegó al poder prometiendo orden y castigo. Al asumir tuvo en sus manos un informe con TODOS los datos sobre la venta de Enzo a Francia (cuentas, circuito, porcentajes… esto lo se de primerísima mano), la razón por la que Dávicce decidió no utilizarlo no lo se (algunos hablan de un arreglo para tener gobernabilidad, otros de un “ofrecimiento” del banco Nación para una empresa de Dávicce, otros de un llamado del presidente Memem para ayudar a uno de sus amigos…) pero lo único seguro es que nunca se utilizó la información y que esto dio pie para el segundo hecho importante. En el club se conoce como el efecto “onda Corti”. El club estaba devastado, la barra amedrentaba a los socios y eran dueños del club, había ollas populares de los empleados en la puerta del club y en las arcas no había un peso. Dávicce aceptó plata de distinta gente hasta que finalmente logró vender a uno de los pocos jugadores reconocidos y de buena valoración que tenía el club, “carucha” Corti. A los pocos días se vio estacionar un Honda 0 km en el club y a partir de ese momento River se convirtió en una vidriera para la venta de jugadores y para las “cometas” que iban cayendo por el camino. Adiós a las promesas, ya había un nuevo gusto en el paladar presidencial…

No se cual fue el hecho que modificó la forma de pensar de Aguilar o el hecho por el cual consiguió afianzar su poder para carecer de oposición, lo único que se, es que nuevamente estamos en una situación muy compleja y peligrosa y debemos esperar que nuestro presidente no claudique con los poderosos y los roñosos que nos dejaron en esta situación tan precaria. Este es el momento en que nos jugamos el futuro y en que más apoyo debe tener nuestro presidente cuando decida hacer las cosas más difíciles y pelear contra quienes debe hacerlo.

Nuestro apoyo para cada acto en esta dirección.

Por Charro.